“El ser humano no es sino un gusano” era el título de una famosa caricatura de las ideas de Darwin en la Inglaterra victoriana. Ahora, 120 años después, un análisis molecular de criaturas marinas misteriosas las revelan ciertamente como primos nuestros.

Un equipo internacional de investigadores, incluyendo un neurocientífico de la Universidad de Florida, ha generado evidencia que los humanos tenemos una relación evolutiva estrecha con los organismos diminutos, organismos tipo gusano plano conocidos científicamente como “Acoelomorphs”.

La investigación publicada el 10 de febrero en la revista Nature ofrece nuevas ideas sobre el desarrollo cerebral y las enfermedades humanas, arrojando luz sobre los modelos animales usados para el estudio del desarrollo neuronal y enfermedades complejas neurodegenerativas tales como el Alzheimer y Parkinson.

“Fue como buscar debajo de una piedra y encontrar algo inesperado”, diijo Leonid L. Moroz, del UF College of Medicine. “Hemos conocido que hay puntos inusuales en la evolución de los cerebros complejos, pero esto sugiere la evolución independiente de cerebros complejos en nuestro linage versus los invertebrados, por ejemplo, el pulpo y la abeja”.

El último resultado de la investigación indica que de los cinco animal phyla, la más alta clasificación en nuestra vecindad evolutiva, cuatro de ellas contienen gusanos.

Sin embargo, ninguno de ellos son anatómicamente más simples que “acoels” que no tienen cerebro o sistema nervioso descentralizado. Con menos de algunos milímetros de tamaño, los acoels son un poco más que pequeñas bolsas de células que respiran por medio de su piel y digieren alimentos de su alrededor.

Comparado con la gran cantidad de datos genómicos, los genes mitocondriales, y pequeñas señales de ácidos nucleidos llamados microRNA, los investigadores de seis países determinaron que existe una posibilidad grande de que los acoels y sus parientes son “hermanas” de otro tipo peculiar de gusano marino de los mares del norte llamado Xenoturbella.

Desde aquí, todas las ramificaciones conducen hasta los humanos.

“Si observas alguna de estas criaturas dirías que ‘¿Cuál es todo este ruido alrededor de los gusanos?”, dijo Richard Northcutt, de Scripps Institution of Oceanography. “Estos son animales pequeños con casi nada de anatomía que le presentan a los científicos poco con que compararlos. Pero por medio de la genética, si el análisis es correcto  -y el tiempo dirá si lo son-  el estudio ha formado un grupo medio raro y que los científicos no saben bien a bien qué hacer con él y que indica que los vertebrados, como nosotros, y los echinoderms (como las estrellas de mar) están relacionados”.

“La importancia del estudio es que nos proporciona una mejor comprensión de como están relacionados los animales y, por inferencia, un mejor entendimiento de la historia de los animales lo que nos conduce a los humanos”, indicó Northcutt.

“Debemos tener la capacidad de interpretar los eventos moleculares en el campo médico. ¿Lo que sucede en los distintos linajes neuronales y células madre, por ejemplo, completamente nuevo, o es un reflejo de algo que está relacionado con herramientas ancestrales preservados durante más de 550 millones de años de nuestra historia evolutiva? Al trabajar con modelos de enfermedades humanas debes en realidad estar seguro”.

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La foto fue tomada de:
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Man_is_But_a_Worm.jpg

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