4 pilares del éxito universitario en ciencias

A los 12 años, Freeman Hrabowski marchó con Martin Luther King. Ahora es presidente de la Universidad de Maryland, Condado de Baltimore (UMBC), donde trabaja para crear un ambiente que ayude a los estudiantes con baja representación —en concreto los alumnos afroamericanos, latinos y de bajos ingresos— a obtener grados en matemáticas y ciencias. Él comparte los cuatro pilares del enfoque de UMBC.

Durante más de 20 años como presidente de UMBC, Freeman Hrabowski ha ayudado a estudiantes de todas las procedencias a lograr una carrera en arte, humanidades y ciencia.

freeman-hrabowskiLes hablaré sobre el éxito de mi campus, la Universidad de Maryland, condado de Baltimore, UMBC, en la educación de estudiantes de todo tipo, en las áreas de artes y humanidades y de ciencias e ingeniería. Lo que hace a nuestra historia especialmente importante es que hemos aprendido mucho de un grupo de estudiantes que generalmente no figura en lo alto de la escala académica: estudiantes de color, estudiantes de baja incidencia en determinadas áreas. Y esta historia es especialmente singular porque aprendimos la forma de ayudar a estudiantes afroamericanos, latinos, estudiantes de bajos recursos, a convertirse en los mejores del mundo en ciencia e ingeniería.

Comenzaré con una historia de mi infancia. Todos somos producto de nuestras experiencias infantiles. Me resulta difícil pensar que han pasado 50 años desde mi experiencia de ser un chico de noveno grado en Birmingham, Alabama, un chico al que le encantaba tener las mejores calificaciones, que amaba las matemáticas, que disfrutaba de la lectura, un chico que le decía al profesor, —cuando el profesor le decía a la clase: “Aquí tienen 10 problemas”— este chico gordito decía: “Denos 10 más”. Y toda la clase decía: “¡Cállate, Freeman!”. Designaban a un golpeador todos los días. Yo siempre hacía esta pregunta: “¿Cómo podemos lograr que haya más niños que amen aprender?”

Sorprendentemente, enuna semana en la iglesia, y la verdad es que no quería estar allí, estaba sentado al fondo del salónresolviendo problemas de matemáticas. Escuché a un hombre decir: “Si pudiéramos lograr que los niños participaran en una manifestación pacífica aquí en Birmingham, demostraríamos que en EE. UU. hasta los niños conocen la diferencia entre lo bueno y lo malo y que realmente desean tener la mejor educación posible”. Levanté la vista y pregunté: “¿Quién es ese hombre?” Me dijeron que era el Dr. Martin Luther King. Le dije a mis padres: “Tengo que ir. Quiero ir. Quiero ser parte de esto”. Me dijeron: “No, en absoluto”.

(Risas)

Pasamos un mal rato. En tales momentos, francamente, nadie le replica a sus padres. Pero de alguna manera dije: “Saben, Uds. son hipócritas. Me hacen venir acá. Quieren que escuche. Y ahora este señor quiere que vaya, y me dicen que no”. Pensaron toda la noche. Entraron en mi habitación a la mañana siguiente. No habían dormido. Estuvieron llorando, rezando y pensando, “¿Debemos dejar que nuestro hijo de 12 años, participe en esa marcha y probablemente termine en la cárcel?” Decidieron que fuera. Cuando me lo dijeron, primero estaba eufórico. Pero luego empecé a pensar en los perros y las mangueras de incendio, y me asusté mucho, de veras. Algo que siempre le recalco a la gente es que a veces cuando las personas hacen acciones valientes, no necesariamente significa que se sean así de valientes. Simplemente significa que creen que es importante hacerlo.

Yo quería una mejor educación. No quería tener libros de segunda mano. Quería que la escuela a la que asistía no solo tuviera buenos maestros, sino también los recursos que necesitábamos. Como resultado de esa experiencia, a mitad de la semana, mientras yo estaba en la cárcel, llegó el Dr. King y dijo con nuestros padres: “Chicos, lo que Uds. hagan hoy tendrá impacto en los niños que todavía no han nacido”.

Hace poco caí en cuenta de que 2/3 de los estadounidenses de hoy aún no habían nacido en 1963. Cuando ellos oyen hablar de la Cruzada de los Niños de Birmingham, en varios sentidos, si lo ven por TV, es como nuestra mirada al 1863 de la película “Lincoln”: Es historia. Y la pregunta real es: ¿Qué lecciones aprendimos? Sorprendentemente, la más importante para mí fue la siguiente: Los niños pueden empoderarse para hacerse cargo de su educación. Se les puede enseñar a apasionarse por aprender y hacer preguntas.

Considero especialmente importante que la universidad que actualmente dirijo, la Universidad de Maryland, condado de Baltimore, UMBC, fue fundada el mismo año en que fui a la cárcel con el Dr. King, en 1963. Y lo que hace esa fundación institucional especialmente importante es que Maryland es el Sur, como saben, y, francamente, fue la primera universidad en nuestro estado que se fundó en el momento en el que estudiantes de todas las razas pudieron asistir. Estudiantes blancos, negros y todos empezaron a asistir. Estos 50 años han sido un experimento. El experimento es el siguiente: ¿Es posible tener instituciones en nuestro país, universidades donde gente de cualquier origen pueda venir y aprender, aprender a trabajar juntos, aprender a ser líderes y apoyarse unos a otros en esa experiencia?

Ahora, lo que es especialmente importante de esa experiencia para mí, es esto: descubrimos que podíamos realizar bastante en artes, humanidades y ciencias sociales. Entonces comenzamos a trabajar en esas áreas, desde los años 60. Formamos a mucha gente en materias que van desde leyes hasta humanidades. Hemos producido grandes artistas. Beckett es nuestra musa. Muchos de nuestros estudiantes se dedicaron al teatro. Es un gran trabajo. El problema que enfrentamos fue el mismo que EE. UU. sigue enfrentando: que en ciencias e ingeniería, los estudiantes negros no tenían éxito. Pero cuando observé los datos, encontré que, en realidad, los estudiantes en general, en gran número tampoco lo tenían. Y como resultado de eso, decidimos hacer algo para ayudar, en primer lugar, a los grupos de la parte inferior, los estudiantes afroamericanos y los hispanos.

Los filántropos Robert y Jane Meyerhoff dijeron: “Nos gustaría ayudar”. Robert Meyerhoff dijo: “¿Por qué todo lo que se ve en televisión sobre chicos negros, a menos que se trate de baloncesto, no es positivo? Quisiera avanzar en esto para lograr un cambio positivo”. Adoptamos esas ideas y creamos el programa Meyerhoff Scholars. Lo que es importante de este programa es que hemos aprendido varias cosas. Y la pregunta es esta: ¿Cómo es que ahora somos líderes en el país en la promoción de afroamericanos que llegan a completar doctorados en ciencias, ingeniería y medicina? Eso es muy importante. Aplaudamos eso. Es una gran cosa. Es una gran cosa. Realmente lo es.

(Aplausos)

La mayoría de las personas no se da cuenta de que no son solo las minorías las que no tienen éxito en ciencias e ingeniería. En realidad nos referimos a todos los estadounidenses. Si no lo saben, mientras que el 20 % de los negros y los hispanos que comienzan con una especialización en ciencias e ingeniería que se graduarán en ciencias e ingeniería, solo el 32 % de los blancos que comienzan con una especialización en esas áreas logra graduarse en esas áreas, y solo el 42 % de los asiático-americanos.

Y así, la verdadera pregunta es, ¿cuál es el desafío? Bien, en parte por supuesto es el K-12 [educación básica]. Tenemos que fortalecer el K-12. Pero por otra parte tiene que ver con la cultura en ciencias e ingeniería en nuestros campus. Por si no lo saben, un elevado número de alumnos con altos SATs y un gran número con créditos A.P. que concurren a las universidades más prestigiosas de nuestro país empiezan en pre-medicina, pre-ingeniería o ingeniería, y luego cambian sus especialidades. Y la principal razón que hallamos es que no tuvieron éxito en el primer año de los cursos de ciencias. De hecho, a los cursos de ciencias e ingeniería de primer año, en EE. UU., los llamamos cursos eliminadores o cursos barrera.

¿Cuántos de Uds. conocen a alguien que habiendo comenzado en pre-medicina o ingeniería haya cambiado la especialidad en el término de 1 o 2 años? Es un desafío americano. La mitad de Uds. en esta sala. Lo sé. Lo sé. Lo sé. Y lo que es interesante de esto es que hay muchos estudiantes que son inteligentes y pueden hacerlo. Tenemos que encontrar la manera de hacer que suceda.

¿Cuáles son las cuatro cosas que hicimos para ayudar a los estudiantes de minorías que ahora les sirven a los estudiantes en general? Número uno: altas expectativas. Se necesita una comprensión de la preparación académica de los estudiantes, sus calificaciones, el rigor del trabajo del curso, sus habilidades en la toma de pruebas, su actitud, el fuego en su vientre, la pasión por el trabajo, para realizarlo. Es importante hacer cosas que ayuden a los estudiantes a prepararse en esa posición. Pero igualmente importante, se necesita entender que es un trabajo difícil que marca la diferencia. No me importa lo inteligente que eres o lo inteligente que crees que eres. Inteligente, simplemente significa que estás listo para aprender. Estás emocionado por aprender y quieres hacer buenas preguntas.

I. I. Rabi, premio Nobel, dijo que cuando él era niño, en Nueva York, los padres de sus amigos les preguntaban: “¿Qué aprendiste hoy en la escuela?” En cambio, su madre judía decía: “Izzy, ¿hiciste una buena pregunta hoy?” Entonces las altas expectativas tienen que ver con la curiosidad y alentar a los jóvenes a ser curiosos. Y como resultado de las altas expectativas, empezamos a encontrar estudiantes con los que queríamos trabajar para ver qué podíamos hacer para ayudarlos, no simplemente para sobrevivir en ciencias e ingeniería, sino para convertirse en lo mejor, para sobresalir.

Un ejemplo interesante: A un joven que obtuvo una C en el primer curso y que quería ingresar a la escuela de medicina, le dijimos: “Queremos que vuelvas a tomar el curso, porque necesitas una base sólida para pasar al siguiente nivel”. Tener buenas bases es importante para afrontar el nivel siguiente. Volvió a tomar el curso. Ese joven se graduó en la UMBC, para convertirse en el primer negro en obtener el con posgrados de la Universidad de Pennsylvania. En la actualidad trabaja en Harvard. Linda historia. Aplaudámoslo también.

(Aplausos)

En segundo lugar, no se trata solo de los resultados en las pruebas. Los resultados de los exámenes importan, pero no es lo más importante. Una joven tenía buenas notas, pero el puntaje de las pruebas no era tan alto. Pero había un factor que es muy importante. Ella nunca perdió un día de escuela K-12. Había fuego en su vientre. Esa joven continuó, y actualmente es tiene posgrados de Hopkins. Es profesora titular en psiquiatría con doctorado en neurociencia. Ella y su asesor tienen una patente sobre otro uso de Viagra para pacientes con diabetes. Gran aplauso para ella. Gran aplauso para ella. (Aplausos) Entonces grandes expectativas, muy importante.

En segundo lugar, la idea de construir una comunidad entre los estudiantes. Uds. saben que bastante a menudo en ciencias e ingeniería tendemos a pensar ferozmente. A los estudiantes no se les enseña a trabajar en grupo. Y eso es en lo que trabajamos con ese grupo para hacer que se entiendan unos con otros, para fomentar la confianza entre ellos, y apoyarse mutuamente, para aprender a hacer buenas preguntas, pero también para aprender a explicar los conceptos con claridad. Como saben, una cosa es ganarse una A uno mismo, y otra es ayudar a alguien a hacerlo. Y así percibir ese sentido de responsabilidad marca toda la diferencia del mundo. Así que construir comunidad entre los estudiantes es muy importante.

En tercer lugar, la idea de emplear investigadores para producir investigadores. Ya sea que hablemos de artistas que producen artistas o de personas que ingresen a las ciencias sociales, en cualquier disciplina —y sobre todo en ciencias e ingeniería, como en arte, por ejemplo— se necesitan científicos para empujar a los alumnos al trabajo. Así nuestros estudiantes están trabajando normalmente en laboratorios.

Un gran ejemplo que apreciarán: Durante una tormenta de nieve en Baltimore hace varios años, el hombre en nuestro campus con una subvención del Instituto Howard Hughes Medical de hecho regresó a trabajar en su laboratorio después de varios días, y todos los estudiantes se negaban a abandonar el laboratorio. Tenían comida que habían acumulado. Trabajaban en el laboratorio, y veían el trabajo, no como trabajo escolar, sino como sus vidas. Ellos sabían que estaban trabajando en la investigación del SIDA. Observaban ese diseño de proteínas increíble. Y lo interesante era que todos se concentraban en ese trabajo. Y decían: “Nada mejor que esto”.

Y por último, si tenemos la comunidad y las expectativas altas e investigadores que produzcan investigadores, tiene que haber gente que está dispuesta a involucrarse con los estudiantes, incluso en la sala de clases. Nunca olvidaré a un miembro del profesorado llamando al personal y diciendo: “Tengo a este joven negro en clase y al parecer no está entusiasmado con el trabajo. No toma notas. Tenemos que hablar con él”. Lo importante fue que el profesor observaba a cada estudiante para descubrir en qué se involucraba y en qué no. Decía: “Veamos cómo puedo trabajar con ellos. Permítanme conseguir el personal que me asista”. Era esa conexión. Hoy ese joven es profesor con posgradosen neuroingeniería en Duke. Démosle un gran aplauso.

(Aplausos)

Entonces lo importante es que hemos desarrollado este modelo que nos ayuda en la evaluación de lo que funciona. Lo que aprendimos fue que se necesitamos pensar sobre el rediseño de los cursos. Por eso rediseñamos química y física. Pero ahora estamos considerando el rediseño de las humanidades y ciencias sociales. Debido a que tantos alumnos se aburren en clase. ¿Saben eso? Muchos estudiantes de educación básica y universitarios, no quieren solo sentarse ahí y escuchar a alguien. Necesitan participar.

Y eso hicimos; si se fijan en nuestro sitio web del Centro del Descubrimiento de la Química, verán gente que proviene de todo el país para observar cómo estamos rediseñando cursos, dando énfasis a la colaboración, al uso de la tecnología, tomando en nuestro campus problemas de empresas de biotecnología, y no dando teorías a los estudiantes, sino haciendo que lidien con esas teorías. Y está funcionando tan bien que a través de nuestro sistema universitario de Maryland, cada vez se están rediseñando más cursos.

Se llama innovación académica.

¿Y qué significa todo eso? Significa que ahora, no solo tenemos programas en ciencias e ingeniería, sino también en artes, humanidades, ciencias sociales, formación docente y en particular para las mujeres en informática. Si no lo saben, ha habido una disminución del 79 % en el número de mujeres que se especializan en ciencias de la computación solo desde el año 2000. Lo que digo es que lo que marcará la diferencia será la construcción de una comunidad entre los estudiantes, que diga a mujeres jóvenes, estudiantes de minorías y estudiantes en general, que pueden realizar este trabajo. Y lo más importante, dándoles la oportunidad de construir esa comunidad con profesores tirando de ellos en el trabajo y nuestra evaluación de lo que funciona y lo que no funciona. Lo más importante: si un estudiante tiene confianza en sí mismo, es asombroso cómo los sueños y los valores pueden marcar toda la diferencia del mundo.

Cuando yo era un niño de 12 años, estando en la cárcel de Birmingham, pensaba: “Cuál podría ser mi futuro”. No tenía idea de que fuera posible para este niño negro de Birmingham llegar a ser presidente de una universidad que cuenta con alumnos procedentes de 150 países, donde los estudiantes no están allí solo para sobrevivir, donde les encanta aprender, donde disfrutan ser los mejores, donde algún día cambiarán al mundo.

Aristóteles dijo: “La excelencia no es un accidente. Es el resultado de la alta intención, el esfuerzo sincero y la ejecución inteligente. Representa la opción más inteligente entre varias alternativas”. Y luego dijo algo que me puso la piel de gallina. Dijo: “La elección, no el azar, determina tu destino”. La elección, no el azar, determina tu destino, sueños y valores.

Muchas gracias a todos.

(Aplausos)

Tomado íntegro de Ted Ideas que vale la pena difundir.

Yo quería una mejor educación. No quería tener libros de segunda mano. Quería que la escuela a la que asistía no solo tuviera buenos maestros, sino también los recursos que necesitábamos. Como resultado de esa experiencia, a mitad de la semana, mientras yo estaba en la cárcel, llegó el Dr. King y dijo con nuestros padres: “Chicos, lo que Uds. hagan hoy tendrá impacto en los niños que todavía no han nacido”.