Reducir el consumo de calorías retrasa la pérdida de células nerviosas
La activación de una enzima conocida por su papel benéfico en la restricción de calorías retrasa la pérdida de células cerebrales y preserva la función cognitiva en ratones, de acuerdo a un estudio publicado en la revista The Journal of Neuroscience.
El descubrimiento podría ayudar a los investigadores a encontrar alternativas que retrasen el progreso de enfermedades cerebrales relacionadas con la edad.
Li-Huei Tsai —directora del Picower Institute for Learning y profesora del MIT— conjuntamente con Johannes Gräff y otros investigadores del MIT, han confirmado que la restricción en consumo de calorías retrasa la pérdida de células cerebrales y descubrieron que una droga que activa la SIRT1 genera los mismos efectos.
Estudios previos han mostrado que la reducción del consumo de calorías expande el tiempo de vida de una gran variedad de especies y reduce los cambios cerebrales que van acompañados a menudo con la edad y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. También existe evidencia que la restricción del consumo calórico activa una enzima conocida como Sirtuin 1 (SIRT1), y algunos estudios sugieren esta enzima ofrece protección contra enfermedades cerebrales relacionadas con la edad.
“Hemos tenido gran interés en descubrir los compuestos que reproduzcan los beneficios de la restricción de calorías y que podrían ser utilizados en el retraso de la aparición de enfermedades y problemas relacionadas con la edad”, dijo el Dr. Luigi Puglielli, quien estudia el proceso de envejecimiento en la Universidad de Wisconsin, Madison. “Si se prueba que es seguro para humanos, este estudio sugiere que esa droga podría ser una herramienta preventiva para retrasar la neurodegeneración asociada con enfermedades que afectan la salud cerebral”.
En el estudio, el equipo de Tsai redujo la dieta normal de ratones genéticamente modificados para rápidamente obtener cambios cerebrales asociados con la neurodegeneración en un 30 por ciento. Después de tres meses de dieta, los ratones realizaron pruebas de aprendizaje y memoria. “No sólo observamos un retraso en la aparición de neurodegeneración en los ratones sometidos a dieta calórica, sino que estos animales no tenían los problemas de aprendizaje y memoria de los ratones sin dieta calórica”, dijo Tsai.
Curiosos por ver si los beneficios de la restricción de calorías podrían lograrse sin dieta en los ratones, los científicos dieron a un grupo separado sin dieta una droga para activar la SIRT1. De manera similar a lo experimentado por los investigadores en los ratones sometidos a dieta, los ratones que recibieron la droga tenían menor pérdida de células cerebrales y una mejor conectividad celular que los ratones sin droga y sin dieta. Los ratones que recibieron la droga desarrollaron sus pruebas de manera igualmente satisfactoria.
“La pregunta ahora es si este tipo de tratamiento funcionará en otros modelos animales, y si es seguro su uso con el paso del tiempo, y confirmar si no es sólo una disminución temporal en la degeneración o si la detiene completamente”, dijo Tsai.
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