El premio fue otorgado el 25 de mayo del 2011 a Joseph Altman, Arturo Alvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti.
La fundación indica que estos tres científicos son considerados referentes mundiales de la neurología por haber proporcionado pruebas sólidas para la regeneración de neuronas en cerebros adultos (neurogénesis), y por el descubrimiento de las llamadas neuronas espejo. Sus investigaciones han abierto esperanzadoras vías a una nueva generación de tratamientos para combatir enfermedades neurodegenerativas o asociadas al cerebro, como el Alzheimer, el Parkinson o el Autismo.
Joseph Altman descubrió la neurogénesis en mamíferos adultos en los años 60, sugiriendo que las nuevas neuronas desempeñan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje. Este descubrimiento apoya el concepto de plasticidad cerebral.
Arturo Álvarez-Buylla identificó los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis y las células gliales como progenitoras de nuevas neuronas, así como la migración en cadena de estas últimas a diferentes zonas del cerebro. Abre asimismo nuevas pistas sobre el origen de los tumores cerebrales.
Giacomo Rizzolatti descubrió las neuronas espejo, que se activan no sólo durante la ejecución de una acción, sino también durante la observación de la misma, y que proporcionan un marco adecuado para la comprensión de los mecanismos subyacentes a la empatía emocional, imitación, comunicación y nuestro comportamiento social.
Los descubrimientos de estos tres investigadores se encuentran entre los hallazgos más importantes de la neurobiología, cambiando nuestra forma de entender el cerebro, desde los tiempos del profesor Santiago Ramón y Cajal. Estas investigaciones abren nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, así como para la comprensión y posible tratamiento del autismo.
Joseph Altman inició sus investigaciones en 1961 en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) hasta que en 1968 se trasladó a la Universidad de Purdue (Indiana). Siendo investigador independiente del MIT, descubrió la neurogénesis en adultos. Este hallazgo, que Altman realizó en la década de los 60, recibió muy poca atención por parte de la comunidad científica hasta que en los años 90 se demostró la veracidad de su teoría. Su labor investigadora certificó, utilizando la técnica de autorradiografía con timidina tritiada para marcar células en división, la existencia de neurogénesis en algunas áreas del cerebro postnatal y adulto de la rata, especialmente en el bulbo olfativo y el giro dentado. Asimismo, sugirió que estas nuevas neuronas desempeñan un papel crucial en los procesos de la memoria y el aprendizaje. Se ha demostrado que en varias especies, durante la etapa postnatal y a lo largo de toda la vida, continúan generándose nuevas neuronas, especialmente en las zonas subventricular (ZSV) y subgranular del giro dentado (GD) del hipocampo. Joseph Altman ha publicado numerosos ensayos y es autor de libros como Atlas of Prenatal Rat Brain Development (1994), Development of the Cerebellar System (1996) y Development of the Human Spinal Cord (2001), entre otros.
Arturo Álvarez-Buylla licenciado en Investigación Biomédica por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1983, se doctoró en la Universidad de Rockefeller en 1988, institución en la que ha ejercido la docencia desde 1989 hasta 2000. Actualmente es investigador y profesor de Anatomía y Neurocirugía en la Universidad de California-San Francisco. Sus principales campos de trabajo son la neurogénesis del cerebro de los mamíferos adultos, el ensamblaje del cerebro, los tumores cerebrales y su curación y la ontogenia y la filogenia del comportamiento. Descubrió que una subpoblación de células gliales funciona como progenitores primarios de nuevas neuronas que se incorporan al bulbo olfativo. Utilizando métodos inmunocitoquímicos, microscopía óptica y electrónica, describió en ese sistema la zona sub-ventricular, que es el origen de la neurogénesis de células olfativas en el adulto y la migración en cadena de estas células para alcanzar el bulbo olfativo, siguiendo una vía específica denominada rostral migratory stream.
Académico correspondiente extranjero de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España, es, además, miembro de la Sociedad de Neurociencias (EE.UU.), de la Organización Internacional de Investigación sobre el Cerebro, de la Sociedad Bioquímica (EE.UU.), de la Academia de Ciencias de América Latina, de la Sociedad Internacional de Investigación sobre Células Madre (EE.UU.) y la Sociedad Americana de Biología Celular. Entre los reconocimientos que ha recibido figuran la Medalla Gavino Barreda de la Universidad Nacional Autónoma de México (1983), el Premio Robert L. Sinsheimer (EE.UU., 1992), el Premio Jacob Javits (EE.UU., 2000), el Premio de la Fundación IPSEN (Francia, 2002) y el Premio de la Asociación de Ciencias Qimioreceptoras (EE.UU., 2004).
Giacomo Rizzolatti (Kiev, 1937) cursó sus estudios universitarios en Padua, donde se licenció en Medicina y Cirugía y se especializó en Neurología. Posteriormente, pasó tres años en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Pisa, dirigido entonces por el profesor Giuseppe Moruzzi. Su carrera académica continuó en la Universidad de Parma, en la que actualmente es profesor de Fisiología del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina y Cirugía. Desde principios de los 90, tiene una estrecha colaboración con el Departamento de Informática y Neurociencia de la Universidad del Sur de California-Los Ángeles y con el Ahmanson Lovelace Brain Mapping Center de la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA).
Sus primeras investigaciones estuvieron centradas en los campos de la fisiología del sueño y la visión. En particular, estudió la organización funcional del colículo superior y del cuerpo calloso del cerebro. Posteriormente, estudió el sistema motor y su papel en la percepción, así como la atención y las relaciones entre atención y el sistema motor. Mientras estudiaba la relación entre el sistema motor y las funciones cognitivas a principios de los 90, Rizzolatti descubrió en el cerebro de los monos un tipo de neuronas que se activaban no sólo cuando el individuo realizaba una acción concreta, sino también cuando observaba a un congénere realizar la misma acción. Denominadas neuronas espejo, este hallazgo inició una revolución en la comprensión del modo en que se interactúa con los demás. Investigaciones posteriores demostraron el papel de estas neuronas en el ser humano y sus distintas implicaciones en las capacidades sensoriales y el desarrollo del leguaje y la comunicación. Las neuronas espejo son las que permiten explicar la imitación y la empatía. Del mismo modo, un déficit de las mismas puede ser responsable de varios síntomas del autismo: los problemas sociales, motores y de lenguaje. Estas neuronas proporcionan un marco adecuado para la comprensión de los mecanismos subyacentes a la empatía emocional, imitación, comunicación y comportamiento social.
Doctor honoris causa por las universidades Claude Bernard de Lion, San Petersburgo y Católica de Lovaina, ha sido presidente de la Sociedad Europea de Comportamiento Cerebral y de la Sociedad Italiana de Neurociencia. Durante varios años ha dirigido el Programa Europeo de Entrenamiento en Investigación del Cerebro y el Comportamiento. Es miembro de la Academia Europea, de la Accademia dei Lincei y miembro extranjero honorífico de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. Entre las distinciones que ha recibido se encuentran el Premio George Miller de la Sociedad de la Neurociencia Cognitiva (EE.UU., 1999), el Premio Feltrinelli en Medicina (Italia, 2000), el Premio Grawemeyer de Psicología (EE.UU., 2007) y el Premio de la Fundación IPSEN de Neuroplasticidad (Francia, 2007).
El sitio de la Fundación Principe de Asturias la encuentras aquí.
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