No todos los días tenemos la oportunidad de reportar el descubrimiento de una pequeña partícula que puede solucionar uno de los problemas más grandes en el Universo y también conducirnos a la primera computadora cuántica que realmente funcione.
Y lo que es mejor aún: es una partícula que no se detectó en el gran acelerador de hadrones del CERN -sino en un pequeño nanocable.
Aquí la historia: En los años 30, el físico italiano Ettore Majorana dedujo a partir de la teoría cuántica la posibilidad de la existencia de una partícula muy especial -llamada posteriormente Majorana fermion– y que estaría en la frontera misma de la materia y la antimateria.
Moviéndonos hacia febrero del 2012, el nanocientífico Leo Kouwenhoven causó gran expectación entre la comunidad científica al mostrar resultados preliminares en un congreso. En abril 12, Kouwenhoven hizo público en Science Express que su equipo en TU Delft’s Kavli Institute y la Foundation for Fundamental Research on Matter (FOM Foundation) -también financiado por Microsoft- habían creado un dispositivo electrónico a nanoescala en el cual un par de Majorana fermions mágicamente “aparecen” en cualquier punta del nanocable.
La receta es simple: toma un nanocable (hecho por colegas del Eindhoven University of Technology) y añade un material superconductor y un fuerte campo magnético.
El equipo de Leo Kouwenhoven espera poder utilizar un esquema llamado “computación cuántica topológica” que podría evitar la decoherencia a nivel de hardware por medio del almacenamiento de información cuántica de forma no local.
En caso de que efectivamente funcione, tenemos dos posibilidades reales: Premio Nobel para Leo Kouwenhoven y un dominio completo de Microsoft en este terreno.
Puedes leer más sobre el tema en el artículo aquí.
Comentarios