No, el ejercicio no afecta negativamente la memoria

El ejercicio sí afecta el tamaño del cerebro y disminuye el riesgo de padecer demencia –y es la explicación del por qué el movimiento ayuda a prevenir la disfunción arterial provocada por el sedentarismo y mejora el aprendizaje.

Ya sabemos que permanecer mucho tiempo sentado incrementa el riesgo de muerte, pero tan solo una hora de ejercicio moderado al día es suficiente para contrarrestar este riesgo. Una investigación reciente sugiere que esa hora de ejercicio diario tiene como resultado un cerebro más grande y la reducción en el riesgo de demencia. También los nuevos resultados sugieren que las nuevas neuronas creadas en el ejercicio preservan la memoria de largo plazo, contrario a lo sugerido por investigaciones previas.

(crédito: Dave Clark/National Education Association)

(crédito: Dave Clark/National Education Association)

El ejercicio da como resultado un cerebro más grande y reducción en el riesgo de demencia

Investigadores de la UCLA han encontrado una asociación entre la baja actividad física y el riesgo aumentado de padecer demencia senil, basados en información proveniente del Framingham Heart Study.

Los investigadores hallaron que la actividad física afecta de manera particular el tamaño del hipocampo, involucrado en la memoria de corto plazo. También confirmaron que el efecto protector de la actividad física regular contra la demencia era mayor en individuos de 75 años o más.

El estudio sugiere que la actividad física en adultos mayores podría conducir a un mayor volumen cerebral y una reducción del riesgo de desarrollar demencia.

El estudio Framingham se inició en 1948 primeramente para el estudio de factores y características que daban como resultado el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, aunque incluyó también el estudio de los factores que propician la demencia y otras condiciones físicas. Para el presente estudio, investigadores de la UCLA dieron seguimiento a una comunidad de edad avanzada participante en el estudio Framingham por más de una década para estudiar la relación entre la actividad física y el riesgo de padecer demencia y marcadores de esa enfermedad.

El estudio apareció publicado en Journals of Gerontology Series A: Biological Sciences and Medical Sciences.

Las nuevas neuronas creadas a través de la actividad física no ocasionan el olvido de memorias antiguas

En otro estudio publicado en Journal of Neuroscience, científicos de Texas A&M College of Medicine descubrieron que el ejercicio motiva la formación de una mayor cantidad de neuronas en una región crítica del cerebro –y contrario a lo publicado en un estudio previo, estas neuronas no ocasionan que el individuo pierda sus memorias antiguas.

El ejercicio está recomendado por sus beneficios cognitivos, que se pensaba ocurría a través de la neurogénesis, creación de nuevas neuronas en el hipocampo, que es una región cerebral clave para el aprendizaje, la memoria y regulación del estado de ánimo. Es por eso que fue una sorpresa cuando una investigación publicó en la revista Science en el 2014 que el ejercicio ocasionaba que los ratones olvidaran lo que habían aprendido.

“Fue un duro golpe para la el campo de estudio de neurogénesis del hipocampo” dijo Ashok K. Shetty, profesor en Texas A&M College of Medicine.

Los animales del grupo de ejercicio –en el estudio previo– mostraron una neurogénesis mayor que el grupo de control, pero estas neuronas adicionales parecía que borraban las memorias previamente formadas antes del inicio del régimen de ejercicio. Para comprobar esto, los investigadores removieron las neuronas extras y de repente los ratones parecieron recordar todo de nuevo.

La repetición del experimento con ratas revirtió el resultado

Shetty y su equipo de trabajo decidieron replicar esta investigación previa, utilizando ratas en lugar de ratones. Se considera que las ratas son más parecidas fisiológicamente a los humanos, con un funcionamiento neuronal bastante más similar. El resultado obtenido fue que los modelos no mostraron degradación alguna en su memoria.

Los investigadores entrenaron a los modelos animales para ejecutar una tarea en el curso de cuatro días, seguido por varios días de consolidación de memoria al ejecutar esta tarea una y otra vez. Luego, la mitad de los animales, el grupo modelo, se colocó en cajas con artefactos de ejercicio por varias semanas y la otra mitad, el grupo de control, permaneció sedentario.

Las ratas que más se ejercitaron durante ese periodo de tiempo tuvieron una neurogénesis mucho mayor en su hipocampo; aun el grupo de ratas que se ejercitó sólo un poco tuvo una neurogénesis mayor que las ratas del grupo sedentario.

De manera importante se hace notar que aún a pesar de los distintos niveles de neurogénesis, tanto los corredores moderados como los corredores empedernidos, el estudio de Shetty mostró la misma habilidad que los sedentarios para recordar las tareas previamente aprendidas.

Esto significa que incluso una gran cantidad de ejercicio (por ejemplo, las personas que realizan gran cantidad de ejercicio diario) no interfiere con la preservación de la memoria.

Sin embargo, no todos tenemos una hora extra, o estamos motivados a realizar ejercicio. Para los que debemos permanecer sentados durante muchas horas, las nuevas investigaciones sugieren que un simple ejercicio de movimiento de piernas aún sentado puede ayudarte hasta que tengas la oportunidad para caminar o correr: moverse es la clave.

Ignora por completo la frase de tus profesores de “Siéntate y no te muevas” — moverte es bueno para tu salud, aunque no resulta ser un substituto para caminar o correr. El ejercicio protege las arterias y mejora el aprendizaje.

Más información sobre Physical Activity, Brain Volume, and Dementia Risk: The Framingham Study.

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