Biología sintética versus conservacionistas

Las consecuencias no previstas de juguetear con la naturaleza

Rana de incubación gástrica, Rheobatrachus silus, da a luz a través su boca en el laboratorio de Mike Tyler en la Universidad de Adelaide. (crédito: Mike Tyler/University of Adelaide)

Rana de incubación gástrica, Rheobatrachus silus, da a luz a través su boca en el laboratorio de Mike Tyler en la Universidad de Adelaide. (crédito: Mike Tyler/University of Adelaide)

Del 9 al 11 de abril de este año, en la Universidad de Cambridge se realizó por vez primera una conferencia donde líderes conservacionistas y biólogos sintéticos hablaron sobre la manera en que la biología sintética podría tener usos beneficiosos para este planeta.

Un ejemplo de ello podría ser los arrecifes de coral tolerantes al calor, microbios sensibles a la contaminación del suelo, ayudar a ranas a superar la quitridiomicosis, enfermedad fúngica que amenaza a los anfibios en todo el mundo y se cree que es la responsable de al extinción de R. silus.

Científicos australianos fueron la fuente de una gran noticia el mes pasado, al revelar que se encontraban muy cerca de clonar una rana, Rheobatrachus silus, visto en estado natural por última vez hace 3 décadas. Si tienen éxito, podría requerir otro tipo de tecnología emergente  para conservarlo con vida.

La biología sintética busca dotar a los organismos con un nuevo cargamento de genes y nuevas habilidades. Conjuntamente con la clonación, los medios de información han revestido la noticia como un esfuerzo por hacer cosas fantásticas: traer de vuelta al mamut o revivir las palomas migratorias que oscurecían los cielos de Norte América antes de que fueran erradicadas por los pobladores del siglo XIX.

Producir combustibles, alimentos y medicinas utilizando microbios es la aspiración de la biología sintética, enfatizó Richard Kitney, biólogo sintético del Colegio Imperial de Londres. “No estamos tratando de producir mamuts”, dijo.

Sin embargo, la biología sintética preocupa a algunos observadores, que temen lo que podría suceder si genes u organismos escapan de sus pretendidos nichos. Paul Falkowski, microbiólogo de la Universidad Rutgers en New Brunswick, New Jersey, ve la utilidad en microbios que puedan convertir dióxido de carbono en combustible o crear fertilizantes a partir del nitrógeno en la atmósfera, pero teme que la producción en escalas industriales tenga graves consecuencias, tales como una producción inadvertida de gases invernadero. “Estoy realmente asombrado de ingenuidad de los biólogos sintéticos sobre como funciona el mundo”, dijo.

Muchos asistentes a la conferencia expresaron su nerviosismo sobre el potencial que tiene la biología sintética de influenciar el uso de la tierra. Microbios que reducen los niveles de gases de invernadero, por ejemplo, podrían eliminar la presión que tienen los gobiernos de conservar los bosques y selvas, dijeron. La tecnología que hace que tierra poco fértil sea más productiva podría llevarnos a granjas monocultivo.

Bill Sutherland, biólogo conservacionista de la Universidad de Cambridge, opina que sus colegas deben tomar con seriedad la biología sintética. Sin embargo, cree que a partir de lo observado en la reunión, la separación entre las dos disciplinas no es insalvable. Ambas disciplinas están de acuerdo en que un mejor y más eficiente uso de los recursos naturales podría ser un campo de participación de la biología sintética. Ambas disciplinas tienen preocupación sobre el potencial de los organismos sintéticos de dañar los ecosistemas naturales.

Un asunto en el que nadie mostró gran interés fue el restablecimiento de especies desaparecidas hace mucho tiempo. “Resultaría muy divertido”, dijo Sutherland , “pero eso no salvará el planeta”.

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