El reloj interno humano batalla para permanecer bien ajustado con comidas, sueño y horario de trabajo irregulares del mundo moderno, lo que podría influenciar negativamente en la salud y ocasionar obesidad, indicó Cathy Wyse, de la Universidad de Aberdeen.
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Los ritmos diarios o “circadianos” incluyen el ciclo de sueño y vigilia, así como ritmos en la liberación de hormonas que son controladas por el reloj molecular presente en cada célula del cuerpo humano. Este reloj humano tiene su propio diseño, su propio ritmo de casi exactamente 24 horas y que nos permite permanecer finamente ajustados al ciclo diario generado por la rotación de la Tierra.
Este ciclo natural se interrumpe por la exposición a ciclos de luz artificial, comidas a destiempo, horarios de trabajo y sueño irregulares. Esa desconexión entre los ritmos circadianos de nuestro cuerpo y el medio ambiente es conocida como “desincronización circadiana”.
“La luz eléctrica permitió a los humanos alejarse de la sincronización antigua entre el ritmo del reloj humano y el medio ambiente, y durante el último siglo los ritmos en comida, sueño y trabajo han desaparecido de nuestras vidas”, indicó Wyse. “El reloj humano batalla para permanecer ajustado con nuestro altamente irregular estilo de vida, y considero que esto ocasiona problemas metabólicos y de salud, así como nos hace proclives a la obesidad”.
El Dr. Wyse considera que esta desincronía circadiana afecta la salud humana por la interrupción de los sistemas cerebrales que regulan el metabolismo, lo que nos lleva al desarrollo de obesidad y diabetes.
“La razón para el incremento repentino de obesidad a nivel global parece ser más complicado que una simple dieta y actividad física. Hay otros factores involucrados, y la desincronía circadiana es uno que requiere más atención”.
“Nuestra sociedad de 24 horas es posible al costo altísimo de la desincronía circadiana”, concluye Wyse. “Hay muchos factores que conducen a la humanidad hacia la obesidad, pero la disrupción circadiana debe ser considerada junto a otros sospechosos, como la dieta y el ejercicio”.
“Estudios realizados en microbios, plantas y animales muestran que la sincronización del reloj interno con ritmos del medio ambiente es un factor vital para la salud y la sobrevivencia, y es muy probable que así sea para los humanos también”.
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- desincronía circadiana
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