Memorización de una lista de palabras, muestra los SúperAgers mucho mejor que el promedio normal para su edad. Las línea sólidas y punteadas representan los valores promedio para una persona de 60 y 80 años (Crédito: Theresa M. Harrison, et al./Journal of the International Neuropsychological Society)

Memorización de una lista de palabras, muestra los SúperAgers mucho mejor que el promedio normal para su edad. Las línea sólidas y punteadas representan los valores promedio para una persona de 60 y 80 años (Crédito: Theresa M. Harrison, et al./Journal of the International Neuropsychological Society)

Emily Rogalski y su equipo en la Universidad de Northwestern han identificado un grupo elite de personas mayores a 80 años cuya memoria se mantiene tan aguda como la de personas 20 ó 30 años más jóvenes que ellos.

Y bajo el estudio de escáner MRI 3-D, los súper cerebros de los participantes parecían igualmente jóvenes  -y una región del cerebro era aún mayor que los cerebros de los participantes de mediana edad.

Rogalski se sintió sorprendida por la vitalidad de la corteza de los súper cerebros. Su corteza era mucho más gruesa que el promedio normal del grupo de las personas de 80 años (que mostraba un adelgazamiento significante) y semejaba el tamaño de la corteza de participantes de 50 a 65 años, considerado como el grupo de edad media en el estudio.

“Estos descubrimientos son muy importantes dado que la pérdida de materia gris o células cerebrales es parte normal del envejecimiento”, indicó Rogalski, principal investigador del Centro de Neurología Cognitiva y Alzheimer de la Universidad de Northwestern.

Por medio de la medición del grosor de la corteza  -la capa exterior del cerebro donde residen las neuronas-  Rogalski tiene una buena idea de qué cantidad de células cerebrales quedan.

“No podemos contarlas, pero el grosor de la corteza externa del cerebro nos proporciona una medición indirecta de la salud de ese cerebro”, dijo. “Una corteza más gruesa nos indica mayor número de neuronas”.

En otras regiones más profundas del cerebro, el cingulado anterior del súper cerebro fue más grueso que los de 50 a 65 años.

“Esto es simplemente increíble”, dijo Rogalski. “Esta región es muy importante para la atención, y la atención apoya la memoria. Quizá el súper cerebro tiene una atención fina y eso apoya su memoria excepcional”.

Para ser definido como súper cerebro, los participantes requerían tener una calificación igual o mejor que la norma de 50 a 65 años en memoria.

Al identificar a las personas mayores que parecieran tener protección contra el deterioro de la memoria y atrofia del cerebro que acompaña a la edad, Rogalski espera conocer los secretos que los mantienen jóvenes. De lograrlo, esos descubrimientos podrían ser aplicados en proteger a otros de pérdida de memoria e incluso la enfermedad de Alzheimer.

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