Un grupo de investigadores ha desarrollado un prototipo de ‘ruido electrónico’ que detecta pequeñas cantidades de sustancias dañinas en el aire.
Basado en la investigación realizada por Nosang Myung, profesor de la Universidad de California, Riverside, este dispositivo tiene aplicaciones potenciales en agricultura (detección de niveles de pesticida), sitios industriales (detección de fugas de combustible), alarmas de seguridad y uso militar (detección de substancias químicas).
En su forma actual consta de cuatro por siete pulgadas. El objetivo es hacerlo tan pequeño como una tarjeta de crédito. Con ese tamaño, un sensor multicanal podría detectar hasta ocho toxinas.
La cadena de nanosensores utiliza nanotubos de carbono para detectar las toxinas hasta en niveles de una mil millonésima. El prototipo incluye un chip de computadora, puertos USB y un sensor de humedad y temperatura. La versión 2 del prototipo, que estará listo en 30 días, integrará un dispositivo GPS y una unidad Bluetooth para sincronizarse con un smartphone. El equipo de desarrollo evalúa la incorporación de Wi-Fi.
Esta unidad está diseñada para incorporarse a un dispositivo móvil y depende básicamente de la aplicación que se le quiera dar.
Por ejemplo, podría utilizarme para vigilancia ambiental, como fuga de gas. Otra aplicación podría ser en un dispositivo usable, para vigilar el medio ambiente de personas con asma y observar así la calidad del aire.
La empresa Nano Engineered Applications, Inc. planea tener una versión comercial disponible para el próximo año.
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