Un nuevo estudio realizado por el Instituto Weizmann y publicado en la revista Nature Neuroscience reporta que si ciertos olores están presentes después de tonos determinados mientras se duerme, las personan empezarán a olfatear tratando de identificar el olor aunque se presenten los tonos solamente  -incluso si el olor que acompañaba al tono haya sido eliminado-  tanto durante el sueño y después del mismo, cuando se está ya despierto.

(Crédito: Mark J. Sebastian/Wikimedia Commons)

(Crédito: Mark J. Sebastian/Wikimedia Commons)

En otras palabras, las personas podemos aprender nueva información al mismo tiempo que dormimos y puede inconscientemente modificar  nuestro comportamiento.

Los experimentos de aprendizaje en el sueño son extremadamente difíciles de realizar. Primero, debes asegurarte que las personas están efectivamente dormidas y asegurarte además que siguen dormidas durante las “lecciones”. Las pruebas más importantes de aprendizaje verbal durante el sueño no han podido demostrar que se adquirió nuevo conocimiento durante el sueño. Muchos experimentos realizados han demostrado sí la importancia del sueño para la consolidación de lo aprendido y la buena memoria, pero ninguno ha podido demostrar que se adquiera nueva información al momento que se duerme.

Noam Sobel y Anat Arzi eligieron realizar el experimento de otra manera: exponer a los sujetos participantes a un tono seguido de un olor, de manera que generaran una respuesta similar al tono como al olor.

La pareja de tono y olor representó varias ventajas. Ninguno de los dos despertaba a la persona dormida (en realidad, ciertos olores promueven el sueño) aunque el cerebro los procesa y reacciona a ellos. Un punto muy importante es que el sentido del olfato tiene una medición única no verbal que puede ser observada  -lo que llamamos olfatear. Los investigadores descubrieron que, en el caso de olor, el cerebro actúa de manera muy similar a cuando se está despierto: inhalamos profundamente cuando el olor es placentero pero detenemos nuestra respiración cuando el olor es desagradable.

La variación al olfatear puede ser grabada ya sea que los sujetos estén dormidos o despiertos. Finalmente, este tipo de condicionamiento, aunque parezca muy simple, está asociado a áreas importantes del cerebro  -incluyendo el hipocampo, el cual está involucrado en la formación de la memoria.

Durante el experimento, los participantes durmieron en un laboratorio especial al tiempo que su sueño era vigilado continuamente (despertar en cualquier momento durante el experimento descalificaba el resultado). Mientras dormían, se tocó un tono seguido por un olor  -placentero o no. Otro tono seguía, seguido por un olor opuesto al precedente. En el transcurso de la noche, la asociación se reforzó parcialmente, de manera que los participantes estuvieron expuestos sólo al tono. Los voluntarios reaccionaron al tono aislado como si el olor estuviera presente  -ya sea olfateando profundamente o deteniendo su respiración.

Al día siguiente, los ahora despiertos participantes escucharon el tono de nuevo  -sin olor presente. Aunque no tenían una idea consciente de escuchar el tono durante la noche, el comportamiento al respirar se repitió de manera idéntica. Olores placenteros significaron respiración profunda y mal olor significó detener la respiración por un momento.

El equipo de investigación quiso entonces distinguir si este tipo de aprendizaje estaba ligado a una fase especial del sueño. En un segundo experimento, dividieron los ciclos del sueño en movimiento rápido del ojo (REM) y sueño no-REM, y luego indujeron el acondicionamiento sólo en una fase en distintos experimentos. De manera sorprendente, descubrieron que la respuesta de aprendizaje era mucho más pronunciada durante la fase REM, pero la transferencia de la asociación del aprendizaje durante el sueño a estar despierto era evidentemente algo que sucedía durante la fase no-REM.

Sobel y Arzi sugirieron que durante el sueño REM podemos estar más abiertos a la influencia de estímulos de nuestro alrededor, pero la llamada “amnesia del sueño”  -que nos hace olvidar la mayoría de nuestros sueños-  podría afectar lo ocurrido en esa fase del sueño. En contraste, el sueño no-REM es la fase que se cree importante para la consolidación de la memoria y podría jugar un papel importante en la forma en que se da el aprendizaje durante el sueño.

“Ahora que estamos seguros que algún tipo de aprendizaje es posible durante el sueño, queremos conocer los límites que existen  -qué información puede ser aprendida durante el sueño y qué información no”, dijo Arzi.

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