Azúcar, sal, alcohol, y un pequeño hallazgo afortunado condujo al equipo de investigación de la Northwestern University a descubrir una nueva clase de nanoestructuras que puede utilizarse para almacenamiento de gas y tecnologías médicas y de alimentación. Y los compuestos son comibles. Los cristales porosos son los primeros materiales naturales del metal-organic frameworks (MOFs) que son simples de fabricar. La mayoría de MOFs están compuestos de ingredientes derivados del petróleo, pero los de Northwestern University son comibles.
“Con nuestro descubrimiento accidental, la química en la cocina tiene un significado completamente nuevo”, dijo Fraser Stoddart, quien es el conductor del equipo investigador.
Los MOFs son parecidos a capas de cristal muy bien organizado. Los nodos de las capas son de metal (tales como el cobre, zinc, níquel o cobalto) y moléculas orgánicas conectan los nodos. Dentro de sus espaciosos poros, los MOFs pueden guardar gases como el hidrógeno o dióxido de carbono, convirtiendo a las nanoestructuras de interés especial para los científicos.
Para los MOFs comibles, los investigadores usaron gamma-cyclodextrin, un anillo de azúcar de 8 miembros elaborado de harina de maíz. Las sales pueden ser clorudo de potasio, un substituto común para la sal, o benzoato de potasio, un preservativo comercial de alimentos, y el alcohol es el Everclear, de grano.
Con estos ingredientes a la mano, los investigadores preparan un nuevo tipo de arquitectura molecular basada en el gamma-cyclodextrin. Su elaboración produce cristales. Al examinar las estructuras de cristal bajo los rayos X, la sorpresa fue mayor al descubrir que habían creado MOFs, lo cual no es nada fácil usando productos naturales.
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