La Gran Historia: David Christian

Con el respaldo de ilustraciones impresionantes, David Christian narra una historia completa del Universo, desde el Big Bang a Internet, en una charla fascinante de 18 minutos. Esta es la “Historia Grande”: un vistazo amplio y esclarecedor de la complejidad, la vida y la Humanidad, frente a nuestra ínfima parte en la línea temporal cósmica.

La especialidad de David Christian es la historia de Rusia y la Unión Soviética. sin embargo, desde los 80 se ha interesado más y más en la historia del mundo a gran escala. Ha escrito sobre la historial social y material del campesinado de la Rusia del siglo XIX, en particular sobre aspectos de dieta y el papel del alcohol. En 1989 inició a impartir su curso “Gran Historia”, un vistazo al pasado en su mayor escala posible, incluyendo biología y astronomía.

Christian es miembro de la Escuela Australiana de Humanidades. En los años que vienen, estará trabajando con el apoyo de Bill Gates para crear un curso en línea sobre “Gran Historia” para estudiantes de secundaria.

david-christianPrimero, un vídeo. Sí, es un huevo revuelto. Espero que al verlo empiecen a sentirse apenas levemente incómodos. Dado que puede verse que lo que realmente está sucediendo es una reversión del revuelto. Y ahora van a ver que la yema se separa de la clara. Y ahora que van a ser vertidas nuevamente en el huevo. Sabemos desde lo más profundo del corazón que no es así como son las cosas. Un huevo revuelto es una mezcla sabrosa, pero es una mezcla. Un huevo es algo maravilloso y sofisticado que puede crear algo aún más sofisticado como los pollos. Y sabemos desde lo más profundo del corazón que el Universo no va del desorden a la complejidad. De hecho, esta corazonada se ve reflejada en una de las leyes fundamentales de la física: la segunda ley de la termodinámica, o ley de entropía, que dice, en esencia, que la tendencia general del Universo es ir del orden y la estructura a la falta de orden, la falta de estructura de hecho, al desorden. Y por eso ese video se ve un poco extraño.

Incluso miren alrededor. Vemos a nuestro alrededor una complejidad pasmosa. Eric Beinhocker estima que sólo en Nueva York se negocian unos 10 mil millones de SKU, o artículos comerciales distintos. Eso es cientos de veces la cantidad de especies vivas que existen en el planeta. Y están siendo comercializados por una especie de casi 7 mil millones de individuos vinculados por el comercio, los viajes e Internet en un sistema mundial de una complejidad estupenda.

Este es un gran enigma: en un Universo gobernado por la segunda ley de la termodinámica ¿cómo es posible generar la complejidad que he descrito, esa complejidad que representamos ustedes y yo y el centro de convenciones? Bueno, la respuesta parece ser que el Universo puede crear complejidad, pero con gran dificultad. Aparece lo que podemos llamar condiciones de habitabilidad; ni muy caliente, ni muy frío; lo justo para crear la complejidad. Así aparecen cosas levemente más complejas. Y si hay cosas ligeramente más complejas se obtienen cosas un poco más complejas. Y de esta manera se construye la complejidad paso a paso. Cada etapa es mágica porque da la impresión de algo totalmente nuevo que aparece casi de la nada en el Universo. En la Historia Grande nos referimos a estos momentos como hitos de umbral. Y en cada umbral las cosas se hacen más difíciles. Las cosas complejas se vuelven más frágiles, más vulnerables, las condiciones de habitabilidad se hacen más estrictas y es más difícil crear complejidad.

Nosotros, como criaturas extremadamente complejas, necesitamos desesperadamente conocer esta historia de cómo el Universo crea la complejidad a pesar de la segunda ley y por qué la complejidad significa vulnerabilidad y fragilidad. Y eso es lo que contamos en la Historia Grande. Pero para ello, hay que hacer algo que, a primera vista, podría parecer totalmente imposible. Hay que estudiar toda la historia del Universo. Así que hagámoslo. (Risas) Empecemos rebobinando la línea de tiempo 13.700 millones de años hasta el comienzo del tiempo.

No hay nada alrededor. No existe ni el tiempo ni el espacio. Imaginen lo más oscuro y más vacío posible, eleven eso al cubo muchísimas veces y ahí es donde estamos. Y luego, de repente, ¡bang! Aparece el Universo, el Universo entero. Hemos cruzado el primer umbral. El Universo es diminuto; es más pequeño que un átomo. Es extremadamente caliente. Contiene todo lo que hay en el Universo actual así que imaginen, está que estalla y se expande a una velocidad increíble. Al principio es algo borroso pero muy rápidamente empiezan a distinguirse cosas en esa neblina. En el primer segundo la energía misma se hace añicos en distintas fuerzas como el electromagnetismo y la gravedad. Y la energía hace algo más, muy mágico: se congela para formar materia; quarks que van a crear protones, y leptones que incluyen electrones. Y todo eso sucede en el primer segundo.

Ahora avanzamos 380 mil años. Eso es el doble de lo que hemos vivido los humanos en el planeta. Ahora aparecen los átomos simples de hidrógeno y helio. Quiero detenerme un momento, 380 mil años después del origen del Universo, porque en realidad conocemos bastante sobre el Universo en esta etapa. Sobre todo sabemos que era extremadamente simple. Había enormes nubes de átomos de hidrógeno y helio, nubes sin estructura. Realmente, como un revuelto cósmico. Pero eso no es totalmente cierto. Estudios recientes de satélites como el WMAP nos han mostrado que, de hecho, hay pequeñas diferencias en ese fondo. Lo ven aquí; las zonas azules son una milésima de grado más frías que las zonas rojas. Son diferencias diminutas pero fueron suficientes para que el Universo pasara a la siguiente etapa de creación de complejidad.

Y así es como funciona. La gravedad es más poderosa donde hay más materia. Por eso en las zonas levemente más densas la gravedad empieza a compactar nubes de átomos de hidrógeno y helio. Así, podemos imaginar el Universo temprano separándose en miles de millones de nubes. Y cada nube se compacta, la gravedad se hace más potente a medida que aumenta la densidad, la temperatura empieza a aumentar en el centro de cada nube y luego en el centro de cada nube la temperatura cruza el umbral de 10 millones de grados, los protones empiezan a fusionarse hay una gran liberación de energía y ¡bang! Nacen las primeras estrellas. Unos 200 millones de años después del Big Bang empiezan a aparecer estrellas por todo el Universo miles de millones de ellas. Y ahora el Universo es mucho más interesante y más complejo.

Las estrellas van a crear las condiciones de habitabilidad para pasar dos nuevos umbrales. Cuando mueren las estrellas muy grandes producen temperaturas tan altas que los protones empiezan a fusionarse en combinaciones muy exóticas para formar todos los elementos de la tabla periódica. Si, como yo, usted lleva puesto un anillo de oro, ese oro se forjó en una explosión de supernova. Por eso el Universo ahora es químicamente más complejo. Y en un Universo químicamente más complejo es posible hacer más cosas. Y lo que empieza a suceder es que, alrededor de soles jóvenes, estrellas jóvenes, se combinan estos elementos, se arremolinan, la energía de la estrella los agita hasta que se forman partículas, copos de nieve, pequeñas motas de polvo, rocas, asteroides, y, finalmente, se forman planetas y lunas. De ese modo se formó nuestro sistema solar hace 4.500 millones de años. Los planetas rocosos como la Tierra son mucho más complejos que las estrellas porque contienen una diversidad mucho más grande de materiales. Así, cruzamos el cuarto umbral de complejidad.

Ahora, la marcha se hace más difícil. La próxima etapa presenta entidades mucho más frágiles, mucho más vulnerables, pero también mucho más creativas y mucho más capaces de generar más complejidad. Estoy hablando, claro, de los organismos vivos. Los organismos vivos se crean por la química. Somos enormes paquetes de productos químicos. La química está dominada por la fuerza electromagnética que opera a escalas mucho más pequeñas que la gravedad lo que explica por qué Uds y yo somos más pequeños que las estrellas y los planetas. Pero, ¿cuáles son las condiciones ideales para la química? ¿Cuáles son las condiciones de habitabilidad? Bueno, primero hace falta energía pero no demasiada. En el centro de una estrella hay tanta energía que cualquier átomo que se combinara sería separado de nuevo. Tampoco tan poca. En el espacio intergaláctico hay tan poca energía que los átomos no pueden combinarse. Lo que uno quiere es la cantidad precisa y resulta que los planetas son adecuados porque están cerca de las estrellas pero no demasiado.

Además hace falta una gran diversidad de elementos químicos y líquidos como el agua. ¿Por qué? Bueno, en los gases los átomos se pasan tan rápido unos a otros que no pueden engancharse. En los sólidos los átomos se pegan tanto que no pueden moverse. En los líquidos, pueden cruzarse y abrazarse y se unen para formar moléculas. ¿Dónde encontrar tales condiciones de habitabilidad? Bueno, los planetas son geniales y nuestra Tierra temprana era casi perfecta. Estaba a la distancia perfecta de su estrella para contener océanos enormes de aguas abiertas. Y en lo profundo de esos océanos en las grietas de la corteza terrestre se filtra el calor del interior de la Tierra y hay una gran diversidad de elementos. Así, en esos respiraderos oceánicos profundos empezó a suceder una química fantástica y los átomos se combinaron de maneras muy exóticas.

Pero, por supuesto, la vida es más que sólo química exótica. ¿Cómo se estabilizan esas moléculas enormes que parecen viables? Bueno, aquí es cuando la vida presenta una triquiñuela totalmente nueva. No se estabiliza al individuo; se estabiliza al molde, eso que transporta la información, y le permite al molde auto-copiarse. Y el ADN, claro, es la molécula hermosa que contiene esa información. Estarán familiarizados con la doble hélice del ADN. Cada peldaño contiene información. El ADN contiene información de cómo hacer organismos vivientes. Y el ADN se auto-copia. Se copia a sí mismo y esparce los moldes por el océano. Así se esparce la información. Noten que la información se tornó parte de nuestra historia. La verdadera belleza del ADN, no obstante, está en sus imperfecciones. Mientras se auto-replica, una vez cada mil millones de peldaños suele haber un error. Y eso significa que el ADN, en efecto, está aprendiendo. Está acumulando nuevas formas de hacer organismos vivientes porque algunos de esos errores funcionan. Así, el ADN está aprendiendo y construyendo una diversidad y una complejidad más grandes. Y podemos ver que esto ha sucedido en los últimos 4 mil millones de años.

Durante la mayor parte de ese tiempo de vida en la Tierra los organismos vivos han sido relativamente simples, células simples. Pero tenían gran diversidad y, por dentro, gran complejidad. Luego, hace unos 600 a 800 millones de años aparecieron los organismos multicelulares. Los hongos, los peces, las plantas, los anfibios, los reptiles, y luego, por supuesto, los dinosaurios. Y en ocasiones hay desastres. Hace 65 millones de años impactó la Tierra un asteroide cerca de la Península de Yucatán creando condiciones equivalentes a las de una guerra nuclear y los dinosaurios fueron exterminados. Noticias terribles para los dinosaurios. Pero grandes noticias para nuestros ancestros mamíferos que florecieron en los nichos que dejaron vacíos los dinosaurios. Y nosotros los seres humanos formamos parte de ese pulso creativo-evolutivo que empezó hace 65 millones de años con el impacto de un asteroide.

Los humanos aparecen hace 200 mil años. Y creo que contamos como un umbral en esta gran historia. Les voy a explicar por qué. Hemos visto que el ADN aprende en un sentido, acumula información. Pero es demasiado lento. El ADN acumula información mediante errores aleatorios que de casualidad funcionan. Pero el ADN ha generado en realidad una manera más rápida de aprender; ha producido organismos con cerebros y esos organismos pueden aprender en tiempo real Acumulan información, aprenden. Lo triste es que cuando mueren, la información muere con ellos. Pero lo que hace diferentes a los humanos es el lenguaje. Estamos bendecidos por el lenguaje, por un sistema de comunicación, tan poderoso y tan preciso que podemos compartir lo que hemos aprendido con tanta precisión que puede acumularse en la memoria colectiva. Y eso significa que puede sobrevivir a los individuos que aprendieron esa información y puede acumularse de generación en generación. Por eso, como especie, somos tan creativos y tan poderosos y por eso tenemos una historia. Parece que somos la única especie en 4 mil millones de años en tener este don.

Yo denomino a esta capacidad aprendizaje colectivo. Es lo que nos hace diferentes. Podemos verlo en funcionamiento en las etapas tempranas de la historia humana. Evolucionamos como especie en la sabana africana pero luego vemos humanos que migran a nuevos entornos: a los desiertos, a las junglas, a la tundra siberiana de la glaciación; entornos duros, duros, en América, en Australasia. Cada migración implicó aprendizaje: aprender nuevas formas de explotar el ambiente nuevas formas de tratar con sus alrededores.

Luego hace 10 mil años explotando un cambio repentino en el clima mundial a fines de la última glaciación, los humanos aprendieron a cultivar. La agricultura fue una bonanza de energía. Y al explotar esa energía las poblaciones humanas se multiplicaron. Las sociedades humanas se hicieron más grandes, más densas, más interconectadas. Y luego desde hace unos 500 años los humanos comenzaron a vincularse mundialmente mediante barcos, trenes, mediante el telégrafo e Internet hasta hoy que parecemos ser parte de un cerebro mundial de casi 7 mil millones de individuos. Y ese cerebro está aprendiendo a gran velocidad. Y en los últimos 200 años ha sucedido algo más: hemos tropezado con otra bonanza de energía en combustibles fósiles. Los combustibles fósiles junto al aprendizaje colectivo explican la complejidad asombrosa que vemos a nuestro alrededor.

Estamos aquí de nuevo en el centro de convenciones. Hemos estado en un viaje, un viaje de retorno, de 13.700 millones de años. Espero que estén de acuerdo en que es una historia potente. Y es una historia en la que los humanos juegan un papel sorprendente y creativo. Pero también contiene advertencias. El aprendizaje colectivo es una fuerza muy, muy potente y no está claro que los humanos lo tengan bajo control. Recuerdo muy vívidamente crecer de niño en Inglaterra con la crisis de los misiles cubanos. Durante unos días toda la biosfera parecía estar al borde de la destrucción. Y las mismas armas todavía están aquí, todavía estamos armados. Si bien evitamos esa trampa otras nos están esperando. Estamos quemando combustibles fósiles a un ritmo tal que parecemos estar socavando las condiciones de habitabilidad que posibilitaron que las civilizaciones humanas florecieran en los últimos 10.000 años. La Historia Grande puede mostrarnos la naturaleza de nuestra complejidad y fragilidad y los peligros que enfrentamos pero también puede mostrarnos el poder de nuestro aprendizaje colectivo.

Y ahora, finalmente, esto es lo que quiero. Quiero que mi nieto Daniel, sus amigos y su generación en todo el mundo, conozca el relato de nuestra Historia Grande y que la conozcan tan bien que comprendan tanto los desafíos que enfrentamos como las oportunidades. Y es por eso que con un grupo construimos un plan de estudios gratis en línea sobre la Historia Grande para estudiantes de secundaria de todo el mundo. Creemos que la Historia Grande va a ser una herramienta intelectual vital para ellos a medida que Daniel y su generación enfrenten los enormes desafíos y también las enormes oportunidades presentes ante ellos en este momento de cambio en la historia de nuestro hermoso planeta.

Le doy las gracias por su atención.

Tomado íntegro de Ted Ideas que vale la pena difundir.