La humanidad no puede darse el lujo de despreciar ningún tipo de saber, manifiesta el investigador al periódico La Jornada
Trabajo en editar la regulación del conocimiento genético en un libro electrónico
Entrevista realizada por: Emir Olivares Alonso
Foto: Cristina Rodríguez
El investigador Julio Collado Vides, ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011 en el rubro de Ciencias físico-matemáticas y naturales, es enfático al afirmar que en la actualidad la humanidad no puede darse el lujo de despreciar ningún tipo de conocimiento.
El científico, encargado del Programa de Genómica Computacional del Centro de Ciencias Genómicas (CCG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con sede en Cuernavaca, Morelos, señala que el siglo XXI será la centuria de la genómica.
El siglo pasado ya fuimos a la Luna. Ahora, hay que ir al viaje más fascinante, nuestro propio cuerpo. Por ello, subraya que los jóvenes que la UNAM forma en la licenciatura de ciencias genómicas en el campus Morelos son el nuevo pozo de Cantarell para México.
Creativo, desmadroso y un tipo muy simpático son los primeros adjetivos que vienen a su cabeza para describir su personalidad dentro y fuera del laboratorio. Y define su trabajo cotidiano como el de un editor del conocimiento y un coleccionista de miles de imágenes sobre la regulación genética.
Disciplina renacentista
En entrevista con La Jornada, Julio Collado manifiesta alegría y satisfacción por haber sido reconocido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes este año, en mérito a sus aportaciones en el campo de la genómica computacional.
El científico realizó todos sus estudios en la UNAM: completó la licenciatura en investigación biomédica básica en 1983, la maestría en físico-química en 1985 y el doctorado en investigación biomédica (con especialidad en biomatemáticas) en 1989. Posteriormente realizó una estancia posdoctoral de tres años en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. Y en 1992 regresó a su verdadera patria: la Universidad Nacional.
–¿En qué consiste la genómica computacional?
–Es el uso de herramientas, esencialmente de computación, para descifrar, entender, organizar el conocimiento genómico y ayudar a interpretar, entender y apoyar en la realización de hipótesis. El apoyo se proporciona con conocimientos de computación, con estadística, con matemáticas aplicadas a la biología, a la genómica, con conocimiento genómico. Creo que es una de las disciplinas más renacentistas del siglo actual; puedes saber matemáticas, estadística, física y cualquiera que pueda contribuir de manera importante a entender el sistema más complejo que existe en el universo, que son los seres vivos.
–¿Cómo describe su trabajo?
–Es de edición. Es imposible imaginar la genómica sin la computación, y un genoma son millones de letras, de nucleótidos, y se necesita la computadora para visualizar tal cantidad de datos. Mi trabajo es editar el conocimiento de la regulación genética en un libro electrónico. ¿Y qué es la regulación genética? Es tan simple como la necesidad que tiene la célula de expresarse. Lo viviente está organizado con piezas de información que son genes, que tienen asociado un switch molecular, de prendido o apagado, y es justo cuando está en prendido cuando se están expresando. Es como una colección de estampillas que por años han sido analizadas y con las que se ha experimentado en distintos laboratorios en el mundo. Las colecciono todas para hacerlas disponibles a la comunidad. Y es en este trabajo de recolección donde tengo la libertad creativa de representar ese conocimiento y he propuesto un nuevo concepto en biología molecular.
–¿Cuál es ese concepto?
–Se llama unidad de censado genético. La idea es contar con un mecanismo que tenga la capacidad de censar, percibir cambios en el medio ambiente, la aparición de nuevas moléculas, de nuevas fuentes de energía o de peligro para las moléculas que te pueden intoxicar. El censado que está acoplado a la regulación genética hará que la célula pueda contestar al cambio que está afuera haciendo uso de su genoma.
–¿Por qué es importante el conocimiento científico?
–Vivimos en una cultura del conocimiento y es inevitable, inimaginable, despreciar el conocimiento de cualquier área. De la Edad Media para acá el hombre emprendió la revolución científica para conocer el universo.
–¿Qué piensa de que en México no se apoya a la ciencia básica con más presupuesto?
–Yo no pediría un minuto, sino todo un año de silencio por el duelo (por la falta de inversión). Es todo lo que puedo decir.
Orgullo por la UNAM
Julio Collado Vides, hijo de médicos guatemaltecos, llegó a México en los años 60, luego de que su padre fue perseguido por el régimen dictatorial de su país. Visitó Cuba cuando estaba prohibido y fue acusado de comunista, ahora uno puede ya hablar, en mi familia hubo tanto cercanos del lado de la guerrilla como de los militares. Pero a mi padre lo amenazaron de muerte y salimos en 1965 para acá.
Hoy es un mexicano orgulloso de formar parte de la UNAM, a la que define como la mejor institución del país e inclusive más allá de las fronteras. En Estados Unidos no existe una universidad con el carácter de nacional, por más que Harvard sea Harvard no tiene el compromiso con su país que en cierto sentido da el nombre de Universidad Nacional Autónoma de México.
Aunque las matemáticas, la biología y las nuevas tecnologías son parte de sus pasiones, e incluso su habilidad en las dos primeras propiciaron que decidiera ser científico y no economista, Julio Collado también tiene otros amores.
En principio sus dos hijos (el mayor que realiza un doctorado en el campo de la genómica y el menor que estudia el bachillerato). Pero también se inclina por la lectura y el lenguaje: “Me compré Ese modo que colma, de Daniel Sada (también ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011 en la categoría de Lingüística y literatura, quien murió el mismo día que se dio a conocer este reconocimiento) que estoy gozando mucho”.
En su deseo por acumular nuevos conocimientos, hace un tiempo, cuando cumplió 50 años de edad, Collado Vides decidió aprender a bailar salsa y cumbia. “Tenía mucho deseo de hacerlo, es una práctica que en México debería ser parte de la primaria; está relacionado con gozar con la pareja, con la mujer. Además, mi trabajo es tremendamente intelectual y se realiza sentado, y con el baile descubrí que me quitaba el estrés, una hora de clase te relaja y te hace ser atento a la coordinación corporal, que es una maravilla.
–¿Qué le deja impartir clases a jóvenes de licenciatura y no sólo en el posgrado?
–Es una belleza, una gran oportunidad de conectarse con la energía de la juventud. Es como cumplir con un compromiso transgeneracional. Mis maestros me dieron mucho y hoy trato de dar a los alumnos el deseo de un México que busque investigación y tenga pasión por la ciencia. Es un aliciente continuar en este juego, es como el pase de antorcha en las Olimpiadas.
La entrevista fue toma íntegra del periódico La Jornada
[stextbox id=”download”]Un científico guatemalteco acaba de ser distinguido con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, en México. ¿Guatemalteco? Así es, nacido en ciudad de Guatemala, hijo de padres guatemaltecos, abuelos guatemaltecos, etc. Sin embargo, ignorado en su país de origen.[/stextbox]
Es un tipazo, orgullo de América Latina. Lleva su quehacer científico a las alturas del arte.