Herramienta económica de espionaje con un factor espeluznante

Con algunas cajas de plástico y sensores decentes, lo que incluye adaptadores Wi-Fi y un concentrador USB, Brendan O’Connor, investigador de seguridad, pudo vigilar todo el tráfico inalámbrico emitido cerca de sus dispositivos inalámbrico (crédito: Brendan O’Connor).

Con algunas cajas de plástico y sensores decentes, lo que incluye adaptadores Wi-Fi y un concentrador USB, Brendan O’Connor, investigador de seguridad, pudo vigilar todo el tráfico inalámbrico emitido cerca de sus dispositivos inalámbrico (crédito: Brendan O’Connor).

¿Qué tan fácil sería vigilar el movimiento de alguien en la calle por cualquier persona con algunos cientos de dólares disponibles?

Brendan O’Connor, de 27 años, compró algunas cajas de plástico y colocó en ellas tarjetas Raspberry Pi Modelo A de sólo 25 dólares y del tamaño de una tarjeta de crédito, y algunos sensores decentes, incluyendo adaptadores Wi-Fi.

O’Connor conectó cada una de las cajas a un comando y sistema de control, y construyó un sistema de visualización de datos para vigilar la información que los sensores proporcionaban: todo el tráfico inalámbrico emitido por cada uno de los dispositivos inalámbricos cercanos, incluyendo smartphones.

Al espiarse a sí mismo, pudo detectar los sitios que visitaba conectado a una Wi-Fi pública –digamos un café– y ubicó y guardó el identificador único conectado a su teléfono y iPad.

Incluso cuando se conectaba a una red Wi-Fi, sus sensores podían darle seguimiento a su ubicación a través de “pings” Wi-Fi. Su iPhone respondía al servidor del iMessage en busca de nuevos mensajes. Cuando entraba a una Wi-Fi insegura, proporcionaba información sobre el sistema operativo que utilizaba, el tipo de dispositivo y si usaba Dropbox o un sitio de citas o buscaba zapatos en una tienda en línea. Uno de esos sitios podría filtrar su correo electrónico… otro su foto.

“En realidad no es difícil”, concluyó. “Es terriblemente fácil”.

También podría ser espeluznante. “Podría ser utilizado para cualquier cosa, depende de que tan invasor o amenazante quieras ser”.

Podrías espiar a tu ex-amante, colocando los sensores cerca de los lugares que frecuenta, o tu hijo adolescente, o los residentes de un vecindario especifico. Puedes tener control sobre las personas que frecuentan o se reúnen en una casa o toman parte en una protesta en una esquina específica de la ciudad. Sus teléfonos y tabletas, dice, proporcionarán con seguridad información valiosa acerca de ellos. Las cajas son lo suficientemente pequeñas para ser colocadas debajo de una mesa o colocadas en el lugar preciso por un drone barato. Pueden ser colocados en toda la ciudad y no ser percibidas.

Brendan O’Connor es investigador de seguridad y consultor de la firma Malice Afterthought.

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