Google se está volviendo una extensión de tu mente, un asistente digital omnipresente que trata de imaginarse lo que requieres y te lo proporciona antes incluso de que te des cuenta que lo necesitas, sugiere Stephen Shankland, de CNET.

Sergey Brin

Sergey Brin

Imagina que Google diagnóstica la enfermedad de tu hija con anticipación, basándose en los lugares que frecuentado, qué tan alerta se encuentra, la temperatura de su piel, y llevarla de regreso de la escuela a tu casa al tiempo que tú sigues en el trabajo. O Google traduciendo un anuncio de emergencia en una lengua que no comprendes en un país distinto al tuyo. O Google moviendo tu inversión de un lado a otro para evitar problemas económicos.

O Google Glasses automáticamente enviando vídeo y audio a la estación de policía cuando dices una frase clave que indica que estás siendo asaltado.

Este escenario de profundo cambio es también uno que da miedo. Existe el temor que este tipo de cambios se aproxime tan en pequeñas dosis, de forma imperceptible, que un día despertaremos y nos daremos cuenta que Google tiene acceso a todo lo que somos.

¿Google Now me pide acceso a mi calendario? Parece útil. ¿Mi teléfono Android me pide tener habilitado el micrófono para que Google Maps pueda evaluar el ruido ambiente tanto dentro como como al aire libre? Bien, eso me hará llegar más rápido al aeropuerto. ¿Mis lentes requieren identificar el rostro de las personas en la empresa, de manera que Google sepa a quien responde con la máquina contestadora de Google Voice y a quien se le envía la llamada aunque sean las 3 de la mañana? Está bien, seguramente nadie quiere configurar esto manualmente.

De manera individual, estos cambios parecen relativamente benignos. Pero juntos, comienzan a ser otra cosa.

El objetivo de Google de “organizar la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil” es específico y directo. Sin embargo, esta misión de Google se está haciendo obsoleta, aunque sus ejecutivos lo reconozcan sólo lentamente.

“No estoy seguro que debamos apresurarnos en cambiar nuestro declaración de principios y objetivos”, dijo Sergey Brin, co-fundador de Google en una conversación en junio. Sin embargo, nuestra declaración de principios es ya demasiado estrecha, indicó. “En general, pienso que nuestra misión es usar la tecnología para realmente mejorar el mundo”.

Los ojos de Google podrían no ser un problema si lo que desean conocer es qué tipo de sitios y que páginas web visitas de manera frecuente utilizando Chrome.  Sin embargo, cuando hablas sobre la posibilidad de que Google sepa cuales son tus medicinas, tenga tu tarjeta de crédito, y husmee en la información de tu vida tratando de encontrar datos relevantes, es algo completamente distinto.

Al igual que con el control de passwords, las alternativas no son obvias. Quizá realizando el cambio hacia los servicios pagados de Google los motive menos a explotar la información personal en beneficio de sus anunciantes y más a brindar un buen servicio.

Mientras más poderosos son los servicios de Google, más omnipresentes serán también. Estos no son tiempos de decirle que sí a todo lo que Google promueva.

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