Muchos animales poseen algún tipo de sentido magnético, permitiéndoles ubicarse en un medio utilizando el campo magnético. La habilidad para detectar el campo magnético, llamado magneto-recepción, se ha observado en una amplia variedad de animales, entre ellos aves, tortugas, tiburones, vacas, hongos y bacterias. Sin embargo, los científicos no entienden a cabalidad la manera en qué funcionan los mecanismos de tal habilidad en los animales. En un nuevo estudio, físicos de la Universidad de Innsbruck han investigado el papel que juega el entrelazamiento cuántico en la magneto-recepción y quedó demostrado que las tecnologías cuánticas pueden usarse para mejorar o reducir la brújula química de los animales, y potencialmente controlar otras funciones biológicas.

“Pienso que nuestro estudio ha dejado en claro que el entrelazamiento, un efecto cuántico genuino, puede ser observado no sólo en laboratorios en condiciones aisladas y bajo alto control,” dijo Hans Briegel, profesor de física en la Universidad de Innsbruck. “De hecho puede existir y jugar un papel relevante en sistemas biológicos, específicamente en la brújula química, y nosotros hemos trazado una ruta sobre cómo puede este principio ser investigado experimentalmente.”

En su ensayo publicado en un número reciente de Physical Review Letters, Briegel, y los coautores Jianming Cai y Gian Giacomo explicaron que hay dos hipótesis principales para explicar la magneto-percepción. Una de ellas es conocida como el mecanismo par-radical, en el cual los receptores magnéticos en el ojo del animal son activados por fotones para producir un par de radicales libres. Cada radical libre tiene un electrón impar, y el spin de los electrones está correlacionado. La interacción entre los radicales libres y un envolvente campo magnético débil causan diferentes tipos de correlaciones de spin, permitiendo al animal “ver” el campo magnético.

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