Las prótesis disponibles en la actualidad para los amputados se usan directamente sobre los muñones. Y mientras pueden sin duda mejorar la calidad de vida, permitiendo a muchas personas caminar, por ejemplo, tienen también desventajas serias. Caminar puede ser muy doloroso, y la fricción entre el muñón y la entrada de la prótesis puede conducir a dolor crónico o infecciones.

Con los llamados implantes óseo integrados, que se colocan directamente en el hueso, un dispositivo cilíndrico se inserta quirúrgicamente en un agujero del hueso. El objetivo es alentar al hueso a que crezca sobre el metal. Sin embargo, el procedimiento es aún bastante riesgoso.

Gordon Blunn, director del Centre for Bio-Medical Enginnering, en University College London, se inspira en los alces, cuyos cuernos proveen un modelo natural de interfase saludable entre la piel y el hueso.

Los esfuerzos del equipo de Blunn se han enfocado en alentar a la piel para que forme un sello natural sobre el implante, reduciendo así el riesgo de infección. Los alces parecen realizar esta función por medio de poros grandes en el hueso que se encuentra debajo de la piel. Estos poros motivan a la piel suave a que se adhiera. Blunn y su equipo emularon este proceso añadiendo poros en la parte superior, implantados justo debajo de la piel, con la esperanza de que la piel forme un sello óptimo.

Puedes leer el artículo completo en inglés aquí.

Palabras más populares:

  • extremidades artificiales