No vivimos en una sociedad pasiva, una sociedad de sólo lectura, vivimos en una sociedad escribible.
¿Qué pueden aprender los gobiernos de la revolución de información abierta? En esta emocionante conferencia, Beth Novech, comparte una visión de apertura práctica: conectar la burocracia a los ciudades, compartir información, crear una democracia verdaderamente participativa. Beth Novech trabaja para lograr la transparencia en la información en el gobierno de los Estados Unidos
Cuando se construyó la Casa Blanca a principios del siglo XIX, era un recinto de puertas abiertas. Los vecinos entraban y salían. Durante la gestión del presidente Adams un dentista local pasó a visitarlo. Quería saludar de mano al Presidente. El presidente despachó al Secretario de Estado con quien estaba reunido y le pidió al dentista que le removiera un diente. Más tarde, en los años 1850, el presidente Pierce pasó a la historia por su respuesta –quizás sea lo único por lo que es conocido– a un vecino que al pasar dijo: «Me encantaría conocer esta hermosa casa». Y Pierce le contestó: «Por supuesto estimado caballero, puede usted pasar. Ésta no es mi casa, sino la casa del pueblo».
Cuando llegué a trabajar a la Casa Blanca en 2009, al inicio de la administración de Obama, la Casa Blanca era todo menos un lugar de puertas abiertas. Mis ventanas estaban cubiertas por protecciones anti-bombas. Usábamos Windows 2000. Las redes sociales estaban bloqueadas por protectores de seguridad. No teníamos un blog, mucho menos la docena de cuentas de Twitter con las que ahora contamos. Llegué para dirigir el proyecto «Gobierno Abierto», para poner en práctica los valores de transparencia participación y colaboración, y permearlos en nuestro trabajo; para facilitar la apertura del gobierno en su trabajo con el pueblo.
Sabemos que las compañias son expertas en hacer que las personas trabajen en equipos y en redes de colaboración para fabricar productos muy complejos, como autos y computadoras y cuanto más complejos son los productos creados por una sociedad mayor es el éxito de dicha sociedad en el tiempo. La compañías fabrican productos, pero los gobiernos proveen servicios públicos. Trabajan en la cura contra el cáncer la educación de nuestros hijos, la construcción de carreteras. Pero sus institutciones no son tan buenas para tanta complejidad. Carecemos de instituciones que hagan florecer nuestros talentos, que trabajen con nosotros de manera abierta y en colaboración.
Cuando quisimos crear nuestra política de Gobierno Abierto ¿qué hicimos? Preguntamos a los empleados públicos cómo tener un gobierno abierto. Resulta que eso nunca se había hecho antes. Pedimos al público en general que nos ayudara a proponer una normativa que permitiera a las personas opinar sobre políticas, no después de dictadas, como es costumbre, sino durante su elaboración. No existía ningún precedente legal o cultural, ni un protocolo definido para ello. De hecho, muchos nos dijeron que era ilegal.
He aquí el meollo del asunto: los gobiernos existen para dar cauce a dos cosas: valores y pericia, desde y hacia el gobierno y desde y hacia los ciudadanos, en la toma de decisiones. Pero el diseño de nuestras instituciones se basa en un modelo centralizado, más propio del siglo XVIII que canaliza el flujo de valores a través del voto cada cuatro años, cada dos años o, en el mejor de los casos, anualmente. Esta es una manera bastante pobre de comunicar nuestros valores, en esta era de las redes sociales. La tecnología de hoy nos permite expresarnos tanto como queramos, acaso en exceso.
En el siglo XIX, adoptamos los conceptos de burocracia y del Estado administrador para gobernar sociedades grandes y complejas. Pero al centralizar estas burocracias las atrincheramos. Sabemos que los más inteligentes siempre trabajan para otros. Basta con mirar alrededor de esta sala para notar que la pericia e inteligencia se encuentran ampliamente distribuidas en la sociedad y que no se limitan a nuestras instituciones.
Los científicos han estudiado recientemente un fenómeno que llaman «flujo», según el cual nuestros sistemas, ya sean naturales o sociales, canalizan el flujo de aquello que los recorre. El río está diseñado para dar cauce al flujo del agua, el relámpago que surge de una nube, da cauce al flujo de electricidad y la hoja está diseñada para canalizar el flujo de nutrientes hacia el árbol, incluso sorteando obstáculos, para hacer que le llegue el alimento. Lo mismo puede decirse de nuestros sistemas sociales o de nuestros sistemas de gobierno, en los cuales el concepto del flujo nos sirve al menos de metáfora para entender el problema, lo dañado, y la urgente necesidad que todos sentimos de rediseñar el flujo de nuestras instituciones.
Vivimos en la era Cambriana de grandes cantidades de datos, de redes sociales, y tenemos la oportunidad de rediseñar estas instituciones que son de hecho bastante nuevas. ¿Qué otro negocio conoces, qué sector de la economía en particular tan grande como el sector público que no necesite reinventar su modelo de negocios frecuentemente? Invertimos grandes cantidades en innovación, en banda ancha, educación científica y subsidios para investigación, pero muy poco en reinventar y rediseñar nuestras instituciones.
Es fácil quejarse de los partidos políticos, y de la intrincada burocracia, y nos encanta quejarnos del gobierno. Es un pasatiempo que no pasa de moda, sobre todo en tiempos electorales. Pero el mundo es complejo. Pronto seremos 10 billones de habitantes muchos de los cuales carecerán de recursos básicos. Podemos quejarnos cuanto queramos, pero pensemos ¿qué podría reemplazar lo que hoy tenemos? ¿Que viene después de la Primavera Árabe?
Las redes sociales se presentan como una alternativa atractiva ¿verdad? Redes como Facebook y Twitter. Son simples. Son importantes. Facebook tiene 3000 empleados gobernando 900 millones de habitantes. Podríamos incluso llamarles ciudadanos, ya que se han levantado en contra de intervenciones legislativas. Los ciudadanos de estas redes sociales trabajan en conjunto para servir a los demás en una gran cantidad de maneras. Pero las comunidades privadas, las corporaciones, no son democracias basadas en el pueblo. No pueden reemplazar al gobierno. Hacer amigos en Facebook no basta ni para llevar a cabo la ardua tarea de colaborar entre nosotros, ni para ejecutar el duro trabajo de gobernar. Pero las redes sociales nos enseñan algo: ¿Por qué Twitter es tan exitoso? Porque su plataforma es abierta, Su interfaz de programación permite el desarrollo de cientos de miles de nuevas aplicaciones en su plataforma. Así leemos y procesamos información de nuevas y emocionantes maneras. Necesitamos pensar en cómo abrir la interfaz del gobierno. Y para hacerlo, el próximo superpoder será aquel que pueda combinar exitosamente la jerarquía institucional, porque debemos mantener dichos valores públicos, debemos coordinar el flujo con la diversidad, la vitalidad, el caos y la emoción de las redes, Debemoss trabajar en conjunto para construir e innovar, a partir de nuestras instituciones. Debemos involucrarnos en la tarea de gobernar.
Existe un precedente. El buen Enrique II en el siglo XII, inventó el jurado. Un modelo poderoso, práctico y palpable para el manejo del poder desde el gobierno hacia los ciudadanos. Hoy tenemos la oportunidad, y la necesidad de crear miles de nuevas maneras de entrelazar redes sociales e instituciones. Miles de nuevas clases de jurados: el jurado ciudadano el Carrotmob, el Haquetón. Ya comenzamos a inventar modelos que nos permiten crear en conjunto el proceso de gobernar.
Aún no tenemos una idea clara de cómo hacerlo pero existen ejemplos puntuales de evolución surgiendo a nuestro alrededor. Quizás no sea evolución, lo llamaré revolución en la manera de gobernar. Implica el uso de tecnologías avanzadas y también de formas muy sencillas como las que usa el proyecto MKSS en Rajasthan, India, donde toman los informes de egresos del estado y los pintan en 100 000 paredes de distintas poblaciones invitan a los habitantes a reunirse y comentar quién está en la nómina del gobierno, quién ha muerto, dónde se han construido puentes sin destino. Promueven la participación ciudadana para salvar dinero real y tener acceso a los recursos.
Pero no se trata sólo de supervisar al gobierno; se trata también de crear gobierno. “Spacehive” en el Reino Unido se dedica al financiamiento comunal; hace que tú y yo recaudemos el dinero para construir las canchas y las bancas en los parques que nos permitirán mejorar los servicios de nuestras comunidades. Nadie es mejor que el proyecto Ushahid para hacer que nos involucremos en brindar servicios donde no existían. Ushahidi se creó en Kenia en 2008, a partir de las revueltas post-electorales. Es un sitio de Internet a la vez que una comunidad. Mapea las crisis. Recauda y canaliza los servicios de rescate de personas atrapadas bajo los escombros de un terremoto, ya sea en Haití o, más recientemente, en Italia. La Cruz Roja está entrenando voluntarios y Twitter los está certificando, no sólo para complementar el trabajo de los gobiernos, sino incluso, para tomar su lugar.
Ya se ven muchos ejemplos de lo que, evidentemente, es la apertura de la información gubernamental. No hay suficientes aún, pero comenzamos a ver cómo la gente crea y genera aplicaciones innovadoras usando la información del gobierno. Entre los ejemplos disponibles elegí el de Jon Bon Jovi. Algunos de ustedes quizá sepan que él dirige un comedor de beneficencia en Nueva Jersey; cuida y alimenta a personas sin hogar, especialmente a veteranos de guerra. En febrero, se acercó a la Casa Blanca y dijo: «Me gustaría financiar un premio para crear aplicaciones telefónicas que ayuden no sólo a las personas sin hogar, sino también a quienes trabajan para ayudarles». Se inició en febrero de 2012 y en junio de 2012 anunciaron los finalistas. ¿Pueden imaginarse, en el mundo burocrático del pasado, lograr cualquier cosa en un período de 4 meses? Ese tiempo apenas alcanza para llenar solicitudes, no para generar innovaciones reales y tangibles que mejoren la vida de las personas.
Quiero ser clara; la revolución del gobierno abierto no se trata de privatizarlo. Lo que se puede hacer, en muchos casos, cuando se tiene la voluntad, es crear políticas más progresistas que las regulaciones y las estrategias agresivas de las políticas actuales. En el estado de Texas, se regulan 515 profesiones desde excavadores de pozos hasta floristas. Resulta que puedes entrar con un arma a una iglesia en Dallas, pero no puedes hacer un arreglo floral sin licencia porque vas a la cárcel. ¿Qué se está haciendo en Texas? Nos piden que usando wikis en línea, les ayudemos tanto a deshacerse de regulaciones engorrosas que limitan la iniciativa empresarial, como a reemplazar dichas regulaciones con alternativas más innovadoras, usando la transparencia, para desarrollar nuevas aplicaciones telefónicas que permitan proteger tanto a los consumidores como al público en general e impulsar el desarrollo económico.
Ésa es una gran actividad complementaria del gobierno abierto. No se trata sólo de los beneficios que hemos mencionado en relación al desarrollo. Se trata además de los beneficios económicos como la creación de empleos que surgen a partir de esta labor abierta de innovación. Sherbank, el banco más grande y más antiguo de Rusia, propiedad del gobierno, ha comenzado a lanzar convocatorias públicas para involucrar a sus empleados y ciudadanos en el desarrollo de innovaciones. El año pasado ahorraron mil millones de dólares, 30 000 millones de rupias, gracias a estas innovaciones. Ya están impulsando de manera radical la extensión del proceso más allá del banco, a todo el sector público. En muchos casos, las personas que innovan, usan los datos públicos del gobierno para hacer no sólo aplicaciones telefónicas, sino también para fundar empresas y contratar personas que colaboren con el gobierno.
Muchas de las innovaciones son locales. En San Ramón, California, existe una aplicación telefónica para personas certificadas en reanimación cardiaca (RCP). Cuando alguien sufre un infarto los participantes reciben una notificación y pueden ir a donde está esa persona y darle RCP. La víctima que se atiende al inicio del ataque, tiene más del doble de probabilidades de sobrevivir. El lema es «Hay un héroe en cada uno de nosotros».
Y no se limita al ámbito local. British Columbia, Canadá, está publicando un catálogo que lista todas las maneras en que sus residentes y ciudadanos pueden involucrarse con el Estado para mejorar la gobernabilidad.
Permítanme ser muy clara, y quizás controversial, al decir que gobierno abierto no significa transparencia del gobierno. El solo hecho de arrojar datos no cambia la manera como opera el gobierno. No obliga a nadie a hacer nada con esa información para cambiar vidas o resolver problemas; no cambia al gobierno. Lo que hace es crear una relación de competencia entre la sociedad civil y el gobierno sobre quién tiene el control de la información. Y la transparencia, por sí sola, no reduce el flujo de dinero a la política, y posiblemente ni siquiera ayude a establecer responsabilidades. Eso requiere del paso siguiente; combinar participación y colaboración con transparencia para transformar nuestra forma de trabajar.
Creo que vamos a ver esta evolución en dos fases. La primera fase, de la revolución del gobierno abierto, consiste en llevar mejor información desde el público hacia el gobierno. El gobierno abierto en EEUU se inició en el 2005 cuando en mi cátedra de patentes expliqué a mis estudiantes que un burócrata tenía el poder de decidir por sí solo cuál solicitud se convierte en la próxima patente con 20 años de monopolio sobre la posibilidad de innovar en ese campo. Pensamos en crear un sitio de Internet una red de expertos, una red social que se conectara con la institución para permitir a científicos y tecnólogos ofrecer valiosa información a la oficina de patentes y ayudar en la toma de decisiones. Hicimos trabajos pilotos en EEUU, Reino Unido, Japón y Australia. Me complace informar que la Oficina de Patentes de Estados Unidos contará con una apertura universal, completa y total. Todas las solicitudes de patentes serán abiertas a la participación ciudadana, a partir de este año.
La segunda fase de esta evolución… Sí (Aplausos) Merecen mucho apoyo. (Aplausos)
La primera fase consiste en mejorar la información. La segunda fase consiste en abrir el poder de decisión. En Puerto Alegre, Brasil, el pueblo participa en la planeación del presupuesto, desde hace ya tiempo. Ya han comenzado a hacerlo en el Distrito 49 de Chicago. Rusia está usando wikis para hacer que los ciudadanos redacten leyes, lo mismo Lituania. Cuando comencemos a tener poder sobre las funciones básicas del gobierno; gasto, legislación, toma de decisiones, entonces estaremos bien encaminados hacia la revolución del gobierno abierto.
Hay muchas cosas que podemos hacer para lograrlo. Obviamente abrir la información es una de ellas, pero lo importante es crear muchas más oportunidades de participación. Los Hackatones y los Mashatones usan la información para desarrollar aplicaciones telefónicas que involucren a la gente, les permitan participar como jurado, pero necesitaremos muchas más cosas por el estilo. Tenemos que comenzar con los jóvenes. Hemos escuchado aquí en TED acerca de gente hackeando y bio-hackeando sus fábricas con Arduino. Mozilla está promoviendo por todo el mundo que los jóvenes hagan sitios de Internet y videos. Cuando empecemos por enseñar a los jóvenes que no vivimos en una sociedad pasiva, de «sólo-lectura» sino en una sociedad activa, editable, y que tenemos el poder de cambiar nuestras comunidades e instituciones, en ese momento nos encaminamos hacia esta innovación de la apertura gubernamental, hacia este movimiento de apertura oficial, hacia esta revolución de un Estado abierto.
Para terminar permítanme decirles que lo más importante es que hablemos sobre esta revolución y la demandemos. No tenemos aún palabras para describirla. Palabras como equidad, justicia, elecciones, democracia, no son suficientes. No bastan. No son lo suficientemente vinculantes para comprometernos con esta tremenda oportunidad que nos espera. Si queremos ver esa clase de innovaciones, estas esperanzadoras y emocionantes innovaciones de las que hemos oído aquí en TED sobre energía limpia, educación, desarrollo, si queremos que sean adoptadas y queremos que escalen, y se conviertan en las políticas del mañana entonces todos debemos participar, tenemos que involucrarnos. Debemos abrir nuestras instituciones, y permitir que, como en la hoja del árbol, los nutrientes fluyan a través de la estructura política, a través de nuestra cultura. Así crearemos instituciones abiertas una democracia más fuerte, un mejor mañana. Gracias. (Aplausos)
Tomado íntegro de Ted, ideas que vale la pena difundir.
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