…mientras la metáfora brinca jadeante, estúpida mascota amaestrada.

 

Ciencia y poesía son los extremos del tenso arco de la realidad.

De uso cotidiano, común y hasta involuntario, la más afamada de las figuras literarias, la metáfora, habita y reina en la frontera misma de la interacción entre mundo exterior y cerebro1, punta de lanza del pensamiento y el lenguaje.

En esa frontera burbujean, literalmente, las partículas de nuestra realidad elaborada. Y si, como decía Miguel de Unamuno, la palabra no es sino el pensamiento mismo, son las figuras del pensamiento, con preeminencia de la metáfora, las que ayudan a digerir y predecir esas parcelas desconocidas del mundo exterior.

Ciencia y poesía, objetividad y subjetividad, se convierten así en los extremos tensos de nuestra realidad inventada. Extremos que aún en su punto más lejano se tocan y en ocasiones se confunden. La división del conocimiento es arbitraría, el cerebro es uno.

La metáfora está presta siempre para acudir en nuestro auxilio, es nuestra mejor muletilla, la herramienta preferida de nuestro pensamiento y lenguaje. Nuestra cotidianidad está permeada por ella.

En el extremo del género poético, generalmente personal y subjetivo, la encontramos recorriendo jardines cultivados por ella y para ella.

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
o ramillete con alas
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma:
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?2

o

Tu cuerpo amojamado,
Bostezo de una estatua,
Caminó tenso, soñoliento,
Navegante y lento el paso
Con la alondra preciosa de la fábula.3

Como podemos observar, en esa frontera —interacción entre el mundo exterior y el cerebro— encontramos seres inhabitados, seres que no tienen forma por sí mismos sino hasta el acto de ser creados, en el mismo momento de ser paridos por el lenguaje y sus figuras. Lo mismo exactamente sucede con la ciencia:

Nos hemos ya preguntado cuales son los atributos más generales de un ‘buen’ gen y hemos decidido que su ‘egoísmo’ era uno de ellos. Sin embargo, otra cualidad general es que los genes exitosos tendrán la tendencia de posponer la muerte de sus máquinas de sobrevivencia, al menos hasta que se reproduzcan.4

o

La mejor opción para encontrar una explicación más atractiva descansa en el campo de la física fundamental: el intento de describir todas las fuerzas y partículas de la naturaleza en una sola teoría unificada. Un progreso dramático se ha realizado en las últimas dos décadas. Sin embargo, hasta el momento no hay indicación clara de cómo la mezcla compleja de materia oscura, energía oscura, y la energía inflacionaria requerida por el modelo inflacionario podría emerger de tal teoría unificada.5

Genes buenos, genes egoístas, máquinas de sobrevivencia, materia oscura, energía oscura, sólo por mencionar las más sobresalientes figuras, y las menos comunes, utilizadas en los dos párrafos.

Ciencia y poesía tienen un mismo origen: el ser humano. Nuestro sistema perceptivo está codificado por la evolución y allí la metáfora es crucial para el avance científico y poético.

En ocasiones, ambos conceptos llegan a fundirse de manera afortunada como en las siguientes líneas:

Es el lugar de las computadoras
y de las ciencias infalibles.
Ante mis ojos te evaporas
-y creo en las cosas invisibles.6

Acudimos a la metáfora por gusto propio, para re-crear lo existente, por desconocimiento, por llegar más lejos, por ser la alternativa más importante al parir un ser nuevo en esta realidad nuestra.

Cada uno de nosotros es poseedor de la herramienta más innovadora, y la más peligrosa, que el ser humano haya desarrollado hasta el momento:el lenguaje. De tal manera innovadora, que su aliento de cambio es igualmente vigente hoy. El lenguaje es el vehículo de comunicación de los genes, es ventana hacia nosotros mismos, es tecnología social, es lo que en términos actuales llamaríamos una singularidad. Y en la frontera de esa singularidad se encuentra el reino de la metáfora.

 

 

1. Utilizo ‘cerebro’ para simplificar un punto en extremo complejo que involucra el cuerpo entero y sus neuronas, memoria, experiencia, mente, entre otras cosas.
2. La vida es sueño. De Pedro Calderón de la Barca
3. Lázado. De Luis Cardoza Y Aragón
4. The selfish gene. De Richard Dawkins
5. Endless Universe, Beyond the Big Bang. De Paul J. Steinhardt y Neil Turok.
6. Poema Mundo escondido. De José Emilio Pacheco

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