Investigadores del Wake Forest Baptist Medical Center han demostrado que la meditación reduce hasta en un 40 por ciento la intensidad del dolor y hasta un 57 por ciento las molestias ocasionadas por el  dolor mismo.

Cincuenta voluntarios saludables (que nunca habían meditado) atendieron cuatro clases de 20 minutos para aprender técnicas de meditación conocidas como “atención enfocada”. Esta es una forma de meditación con conciencia total del presente donde se le enseña a las personas a poner atención a su respiración y dejar que se vayan pensamientos y emociones que distraen.

Tanto antes como después de la capacitación en meditación, la actividad cerebral de los participantes era medida utilizando resonancia magnética arterial spin labeling (ASL MRI) para medir procesos de larga duración en el cerebro. Durantes estas mediciones, un dispositivo inductor de calor y causante de dolor se colocaba en la pierna derecha del participante. El dispositivo calentaba un área en la piel hasta 10 grados Fahrenheit, una temperatura que la mayoría considera dolorosa, por un período de 5 minutos.

Las mediciones mostraron que después de la meditación los niveles de dolor en cada participante se reducía.

Al mismo tiempo, la meditación redujo significativamente la actividad en la corteza somatosensorial, un área que está involucrada de manera crucial en dónde y qué tan intenso es el estímulo del dolor.

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