Descubren agua en restos de planeta rocoso que orbita una enana blanca

Impresión artística de un planeta rico en agua siendo destrozado por las fuerzas gravitatorias de la enana blanca GD 61. Crédito: Mark A. Garlick, space-art.co.uk, University of Warwick and University of Cambridge)

Impresión artística de un planeta rico en agua siendo destrozado por las fuerzas gravitatorias de la enana blanca GD 61. Crédito: Mark A. Garlick, space-art.co.uk, University of Warwick and University of Cambridge)

Un grupo de astrofísicos ha encontrado la primera evidencia de agua en abundancia de un cuerpo planetario rocoso fuera del Sistema Solar en sus restos que orbitan una enana blanca.

Un nuevo estudio realizado por científicos de las universidades de Warwick y de Cambridge analizó el polvo y los escombros alrededor de la estrella enana blanca GD61, que se encuentra a 170 años luz de distancia.

Por medio del uso de observaciones obtenidas con el Telescopio Espacial Hubble y los telescopios grandes del Observatorio WM Keck, encontraron un exceso de oxígeno –una firma química que indica que los restos habían sido una vez parte de un cuerpo más grande originalmente compuesto por agua en un 26 por ciento de su peso. En contraste, sólo el 0,023 por ciento aproximadamente de la masa de la Tierra es agua.

La evidencia de agua fuera de nuestro sistema solar había sido con anterioridad encontrada en la atmósfera de los gigantes gaseosos, pero este estudio marca la primera vez que se ha encontrado en un cuerpo rocoso, por lo que es de gran interés para nuestra comprensión de la formación y evolución de planetas habitables y el surgimiento de vida.

Sabemos por nuestro propio sistema solar que el planeta enano Ceres contiene hielo bajo una corteza exterior, y los investigadores trazaron un paralelo entre los dos cuerpos. Los científicos creen que planetas como Ceres fueron la mayor fuente de agua en la Tierra.

Los investigadores sugieren que es más probable que el agua detectada alrededor de la enana blanca GD61 vino de un planeta menor de al menos 90 kilómetros de diámetro pero potencialmente mucho más grande, que una vez estuvo en órbita de su estrella madre antes de que esta se convirtiera en una enana blanca.

Al igual que Ceres, el agua era probable que se hallara en forma de hielo debajo de la superficie del planeta. A partir de la cantidad de rocas y agua detectados en el sobre exterior de la enana blanca, los investigadores estiman que el cuerpo planetario destruído tenía un diámetro de al menos 90 kilometros.

Sin embargo, debido a que sus observaciones sólo pueden detectar lo que es historia reciente, la estimación de su masa está se realiza conservadoramente.

Es probable que el objeto fuera tan grande como Vesta, el mayor planeta de menor importancia en el sistema solar. En su vida previa, GD61 fue fue estrella un poco más grande que nuestro Sol y el anfitrión de un sistema planetario.

Hace unos 200 millones de años, GD61 entró en su fase final para convertirse en enana blanca, sin embargo, parte de su sistema planetario sobrevivió. El planeta pequeño pero muy rico en agua quedó fuera de su órbita regular y se sumergió en una órbita muy cercana, donde fue destrozado por la fuerza gravitacional de la estrella. Los investigadores creen que la desestabilización de la órbita del planeta menor requiere un planeta no visto hasta ahora, mucho más grande que orbita la enana blanca.

Más información aquí.