De qué manera resulta beneficioso ejercitarse para el cerebro

El ejercicio estimula el aumento de la expresión del gen BDNF. El BDNF es el regulador de la sobrevivencia nerviosa celular, la diferenciación y plasticidad del cerebro. Esto conducirá a una mejor función cognitiva, mejor memoria y mejor aprendizaje. (Crédito: Christiane D. Wrann et al., Cell Metabolism)

El ejercicio estimula el aumento de la expresión del gen BDNF. El BDNF es el regulador de la sobrevivencia nerviosa celular, la diferenciación y plasticidad del cerebro. Esto conducirá a una mejor función cognitiva, mejor memoria y mejor aprendizaje. (Crédito: Christiane D. Wrann et al., Cell Metabolism)

La investigación ha demostrado que el ejercicio es bueno para el cerebro. Ahora, los científicos han identificado una molécula llamada irisina que se produce en el cerebro durante el ejercicio de resistencia y tiene efectos neuroprotectores.

Los investigadores aumentaron artificialmente los niveles de irisina en la sangre para activar los genes que participan en el aprendizaje y la memoria. Los resultados pueden ser útiles para el diseño de fármacos que utilicen esta molécula inducida por el ejercicio para evitar  enfermedades neurodegenerativas y mejorar el aprendizaje en la población que envejece.

Aunque se sabe que el ejercicio puede mejorar la función cognitiva y disminuir los síntomas de enfermedades neurológicas, como la depresión, derrames cerebrales y la enfermedad de Alzheimer, los mecanismos subyacentes a estos efectos son aún poco claros. Un participante importante se cree que es el factor de crecimiento llamado factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF).

A través de experimentos realizados en ratones, los investigadores dirigidos por el Dr. Bruce Spiegelman, del Instituto del Cáncer Dana-Farber y de la Facultad de Medicina de Harvard hallaron que una molécula llamada FNDC5 y su producto, la irisina, se elevan en el cerebro debido al  ejercicio de resistencia y aumenta la expresión de BDNF. Por otro lado, los ratones genéticamente alterados para tener bajos niveles de irisina en el cerebro redujeron los niveles de BDNF.

El equipo también encontró que el aumento de los niveles de irisina en la circulación ocasionó que la molécula cruzara la barrera de sangre del cerebro, donde aumentó la expresión del BDNF y activó genes implicados en el aprendizaje y el proceso cognitivo.

“Nuestros resultados indican que la FNDC5/irisina tiene la capacidad de controlar una ruta neuroprotectora muy importante en el cerebro,” dijo Spiegelman. Los investigadores planean ahora trabajar en el desarrollo de una forma estable de la proteína irisina que se pueda suministrar inyectada a los ratones y aumentar así las rutas anti-degeneración naturales del cerebro.

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