Los estudiantes siempre han tenido distracciones y en qué perder el tiempo.
Sin embargo, las computadoras y teléfonos celulares, y el constante flujo de
estímulos que ofrecen, se presenta como un verdadero reto para la atención y el aprendizaje.
Los investigadores indican que el brillo de estas tecnologías, qué afecta igualmente a los adultos, es particularmente poderoso en las personas jóvenes.
El riesgo que existe, dicen, es que los cerebros en desarrollo pueden devenir más fácilmente habituados que el cerebro adulto a cambios constantes de tareas -y por lo tanto, menos apto para enfocarse.
“La preocupación es que tenemos una generación de niños sentados enfrente del monitor y cuyos cerebros se están desarrollando de manera diferente”, dijo Michael Rich, profesor de Harvard Medical School.
Para algunos, la amplificación tecnológica es intensa. Allison Miller, de 14 años, envía y recibe 27,000 mensajes de texto en un mes, y sus dedos saltan de un lugar a otro mientras atiende siete conversaciones al mismo tiempo.
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