(A) Diagrama esquemático del experimento de vuelo. Las imágenes de muestra que se muestran fueron tomadas de (B) la vista de la cámara ST, que es paralela al campo externo, y la cámara (C) RT, que es perpendicular al campo. (D) El experimento en la Caja de Ciencias de Microgravedad en la Estación Espacial Internacional  (Crédito: James J. Swan et al./PNAS)

(A) Diagrama esquemático del experimento de vuelo. Las imágenes de muestra que se muestran fueron tomadas de (B) la vista de la cámara ST, que es paralela al campo externo, y la cámara (C) RT, que es perpendicular al campo. (D) El experimento en la Caja de Ciencias de Microgravedad en la Estación Espacial Internacional (Crédito: James J. Swan et al./PNAS)

Imagina un chip de computadora que pueda ensamblarse a sí mismo. Un grupo de ingenieros y científicos está muy cerca de hacerlo realidad, entre otras formas escalables de nanotecnología. Este tipo de tecnología es posible como resultado de nuevos avances en el uso de nanopartículas como bloques de construcción auto-ensamblables en materiales funcionales, indicó Eric M. Furst, de la Universidad de Delaware.

Furst y sus investigadores, James Swan y Paula Vásquez, junto con un grupo de colegas de la NASA, la Agencia Espacial Europea, Zin Technologies y la Universidad de Lehigh, reportaron su descubrimiento el 17 de septiembre en un artículo de acceso abierto en Proceedings of the National Academies of Science (PNAS).

El equipo estudió coloides paramagnéticos al tiempo que aplicaban periódicamente un campo magnético externo a intervalos distintos. Con la frecuencia y la fuerza de campo correctas, el equipo pudo verificar la transición de partículas de un material sólido a estructuras cristalinas altamente organizadas.

De acuerdo a Furst, nadie antes había presenciado esta “fase de separación” guiada de partículas. “Este desarrollo es muy emocionante ya que proporciona un vistazo a la manera en que los investigadores pueden construir estructuras organizadas, cristales de partículas, utilizando campos de fuerza dirigidos y puede conducir a nuevos descubrimientos acerca de la manera en que se organizan a sí mismos los materiales”.

Debido a que la gravedad juega un papel en la manera como se ensamblan o desensamblan las partículas, el equipo estudió la suspensión en la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés) a través de la colaboración de científicos de la NASA y astronautas. Una observación interesante, según lo señala Furst, fue la manera en que se formaba la estructura de partículas muy despaciosamente, luego su crecimiento fue rápido y se dividió  -similar a la manera en que se separa el aceite del agua cuando se combinan-  antes de realinearse en una estructura cristalina.

“Esta es la primera vez que presentamos una relación entre una estructura inicialmente desorganizada y otra altamente organizada y al menos una de las rutas entre los dos. Estamos contentos ya que consideramos que este concepto de auto-ensamblaje dirigido permitirá una forma escalable de nanotecnología”, dijo Furst.

Encuentras el artículo del estudio aquí.