(Crédito: Tim Gage/Wikimedia Commons)

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Se me ocurrió recientemente que el mundo posee algunos organismos poderosos y muy inteligentes que se oponen directa y claramente a la Singularidad: las corporaciones.

Los humanos estamos confundidos y somos criaturas confusas. No tenemos muy claros nuestros objetivos como sistema, y estamos en la disposición de adaptar nuestros objetivos más altos a las circunstancias. Estoy más que seguro que la mayoría de humanos seguiremos la corriente en tanto se aproxima la Singularidad.

Sin embargo, las corporaciones son otra cosa.  Las corporaciones son entidades/organismos en sí mismos, con deseos y estructuras cognoscitivas muy distintas a las personas que las conforman. Las corporaciones públicas tienen objetivos mucho más claros y precisos que los humanos: maximizar la ganancia de los accionistas.

La Singularidad introduce inseguridad

Y muy claramente, la Singularidad no es buen camino para maximizar el valor de los accionistas.  Mete mucha indecisión. Abolir el dinero y la escasez no es una buena ruta para maximizar las ganancias, y tampoco lo es desaparecer a los accionistas por medio de su transformación en formas trans-humanas radicales.

Sí, por supuesto, una corporación hace lo que últimadamente le indican sus accionistas. Pero la voluntad humana es criatura compleja, y lo que un humano piensa y quiere está condicionado grandemente por la dinámica de las organizaciones a las que pertenece. La dinámica auto-organizativa de una corporación, que tiene propiedades distintas a cualquiera de las personas involucradas, tiene influencia en las ideas, sentimientos y decisiones de los individuos que pertenecen a ella.

Una corporación como Apple o IBM puede tomar (buenas o malas) decisiones distintas de las que tomarían los individuos que la conforman por sí mismos. Las decisiones corporativas son realizadas a partir de un gran número de decisiones humanas individuales, pero cada humano involucrado en esa decisión lo hace dentro de ese contexto, por lo que es posible ver esas decisiones corporativas como realizado a través de humanos, igual a las decisiones humanas hechas por medio de neuronas.  Pero en un sentido práctico y concreto, tiene sentido pensar acerca de las corporaciones como si tuvieran mente propia.

Es muy posible que las corporaciones – consideradas como mentes emergentes y coherentes, auto-organizadas- actuarán sistemáticamente en contra del surgimiento de una Singularidad verdadera, y actuarán a favor de algún tipo de futuro en el que el dinero y los accionistas aún tengan algún significado.

Por seguro, las corporaciones se adaptarán conforme se aproxima la Singularidad. Sin embargo, lo que señalo es que las corporaciones no serán tan flexibles como los humanos individuales ya que sus objetivos están más claramente definidos. La inflexibilidad relativa de las grandes corporaciones es muy bien conocida.

¿Corporaciones super-inteligentes?

Charles Stross, en su maravillosa novela Accelerando, presenta un punto de vista distinto, en el cual las corporaciones por sí mismas se convierten en sistemas super-inteligentes que se auto-modifican -y dejan el planeta Tierra para poblar sistemas de computación espaciales donde puedan comunicarse utilizando formas sofisticadas de vender. No es del todo imposible.

Sin embargo, mi propia intuición es que la idea del dinero y el intercambio económico serán menos relevantes en tanto la inteligencia supere el nivel humano. Sospecho que la importancia del dinero y su intercambio es un artefacto que pertenece a nuestro nivel actual de escasez material relativo, y que una vez la tecnología avanzada (nanotecnología, femtotech, etc) disminuya radicalmente esa escasez, la importancia del pensamiento sobre el dinero disminuirá drásticamente.

Por lo que, en lugar de hacerse dominantes como en Accelerando, las corporaciones serán cada vez menos relevantes en un ambiente pos-Singularidad. Pero si son suficientemente inteligente, tratarán de evitar que la Singularidad suceda.

Ultimadamente, las corporaciones están conformadas por personas, por lo que este asunto será resuelto, conforme se aproxime la Singularidad, por personas que abandonen las corporaciones en favor de otras estructuras guiadas por su sistema de valores siempre cambiante. Sin embargo, podemos estar seguros que las corporaciones combatirán con toda su fuerza para que no sea así.

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