Pinos siendo preparados para convertirlos en gasolina celulósica y diesel en KiOR, Columbus, Misisipi. (Crédito: Ken Childress for KiOR)

Pinos siendo preparados para convertirlos en gasolina celulósica y diesel en KiOR, Columbus, Misisipi. (Crédito: Ken Childress for KiOR)

Hasta ahora, los combustibles alternativos producidos a partir de basura no han pasado de ser pequeñas plantas piloto, a pesar de los apoyos e incentivos a empresas. Sin embargo, eso es muy probable que cambie y pronto, indica The New Times.

Directivos de dos empresas que han construido fábricas multimillonarias dicen que están muy cerca de empezar la producción de “biocombustible celulósico” comercialmente y en gran escala, al tiempo que otras empresas anuncian por anticipado éxito en sus esfuerzos.

El proceso desarrollado por KiOR remueve el oxígeno de la biomasa y convierte los otros ingredientes principales, hidrógeno y carbono, en moléculas que pueden procesarse y convertirse en gasolina y diesel.

Ineos, empresa europea de combustible y químicos, da los últimos retoques a una planta en Vero Beach, Florida, en donde podrá cocer madera y residuos de madera hasta que se convierta en pequeñas moléculas de hidrógeno y monoxido de carbono. Estas moléculas serán luego colocadas en tanques gigantes de acero, donde servirá de alimento a bacterias que excretarán etanol.

Abengoa, firma española, tiene una planta piloto en Salamanca, España, y en Junio del 2011 inició la construcción de una planta comercial en Hugoton, Kansas, la que se encuentra ya al 50%, de acuerdo con Manuel Sánchez Ortega, jefe ejecutivo. Su objetivo es tener la planta operando en el tercer cuatro del año entrante, la cual se supone tendrá una producción de 25 millones de galones de etanol por año a partir de desperdicios de agricultura, residuos de madera y cultivos no alimenticios.

El santo grial de todo esto es encontrar una manera de hacer rentable la fabricación de combustibles renovables a partir del desperdicio, en lugar de utilizar cultivos con valor alimentario.

“Si podemos hacer combustible con biomasa, se acabó la discusión de alimento versus combustible; estaría superada”, indicó Ortega.

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