Lapsos de tiempo de células individuales del epitelio olfativo de la trucha, muestra células individuales rotando con el campo magnético (A), Luz transmitida (T), mostrando una inclusión opaca (flecha roja) en el objeto rotatorio. (B) Grabación simultanea de reflexión de campo oscuro (R) y fluorescente (FM1-43 tinte lipófilico), muestra objetos giratorios (blanco) y membrana de la célula (verde). La célula giratoria contiene  inclusión reflectiva fuerte (flecha roja), mostrada en primer plano (esquina derecha superior, escala 10μm) (Crédito: Stephan H.K. Eder et al./PNAS)

Lapsos de tiempo de células individuales del epitelio olfativo de la trucha, muestra células individuales rotando con el campo magnético (A), Luz transmitida (T), mostrando una inclusión opaca (flecha roja) en el objeto rotatorio. (B) Grabación simultanea de reflexión de campo oscuro (R) y fluorescente (FM1-43 tinte lipófilico), muestra objetos giratorios (blanco) y membrana de la célula (verde). La célula giratoria contiene inclusión reflectiva fuerte (flecha roja), mostrada en primer plano (esquina derecha superior, escala 10μm) (Crédito: Stephan H.K. Eder et al./PNAS)

Las aves migratorias y los peces utilizan el campo magnético terrestre para conocer su camino. Investigadores de la Ludwig Maximilians Universität München (LMU) han identificado células con su brújula interna para la percepción de este campo -y puede dar explicación que el por qué los cables de alta tensión perturban la orientación magnética.

Aunque muchas especies de animales pueden sentir el campo geomagnético y usarlo para orientación espacial, los esfuerzos por detectar las células que utilizan este campo y lo convierten en información en forma de impulsos nerviosos habían hasta el momento fallado. “El campo magnético penetra todo el organismo, por lo que tal tipo de células podrían estar ubicadas en cualquier punto, lo que has hacía muy difíciles de ubicar”, indicó Michael Winklhofer, geofísico del LMU.

Conjuntamente con un equipo internacional de científicos, localizó las células magneto sensitivas en el epitelio olfativo de la trucha.

Primeramente, los investigadores utilizaron enzimas para disociar el epitelio en células individuales. La suspensión de células fue luego estimulado con un campo magnético artificial rotatorio. Este método permitió al equipo identificar y reunir células magneto receptoras individuales, y caracterizar sus propiedades en detalle.

Para sorpresa de Winklhofer,  las células resultaron ser mucho más fuertes magnéticamente hablando que lo postulado con anterioridad, y descubrimiento que explica la alta sensitividad del sentido magnético.

Las células sienten el campo magnético por medio de cristales magnéticos de un tamaño micrométrico, probablemente hechos de magnetita. Estas inclusiones se acoplan con la membrana de la célula, lo que es indispensable para cambiar el potencial eléctrico a través de la membrana cuando los cristales se re-alinean en respuesta a cambios en el campo magnético. “Esto explica el por qué campos magnéticos de baja frecuencia, como los generados por los cables de alta tensión, interrumpen la navegación con su campo magnético y puede inducir otros efectos fisiológicos”, indicó Winklhofer.

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