Se ha creído por largo tiempo que el té verde es bueno para la memoria. Un grupo de científicos chinos ha descubierto la manera en que las propiedades químicas del té verde afecta la generación de células del cerebro, proporcionando beneficio para la memoria y aprendizaje espacial.
Hojas de té verde (crédito: Wikimol/Wikimedia Commons)
Yun Bai, líder del equipo de investigación en la Universidad Médica Tercera Militar, en China, se concentró en el químico orgánico EGCG (epigallocatechin-3 gallate), el polifenol mayor en el té verde.
El EGCG puede fácilmente pasar a través de la barrera sangre-cerebro y alcanzar partes funcionales del cerebro. Aunque el EGCG es un antioxidante conocido, el equipo considera que también combate enfermedades degenerativas relacionadas con la edad.
“Proponemos que el EGCG puede mejorar la función cognoscitiva al impactar la generación de células neuronales, un proceso conocido como neurogénesis”, dijo Bai. “Centramos nuestra atención en el hipocampo, la parte del cerebro que procesa información de corto plazo hacia la memoria de largo plazo.”
En los humanos, la neurogénesis del hipocampo declina con la edad, y este declinamiento está involucrado en varias enfermedades neurológicas, muchas de las cuales están relacionadas con deficiencias cognoscitivas.
El equipo descubrió que el EGCG incrementa la producción de células progenitoras neuronales que, al igual a las células madre pueden adaptarse o diferenciarse (convertirse) en varios tipos de células El equipo utilizó roedores para descubrir si este incremento de la producción de células proporcionaba alguna ventaja a la memoria y el aprendizaje espacial.
“Hemos demostrado que el químico orgánico del EGCG actúa directamente en el incremento de la producción de células progenitoras neuronales, tanto en pruebas in vitro como en ratones”, concluye Bai. “Eso nos ayuda a entender el potencial del EGCG, y el té verde, que lo contiene, ayuda a combatir las enfermedades degenerativas y pérdida de memoria”.
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