El niño, de 6 años y cabello oscuro, juega con un recién llegado. Padece de autismo. El robot, de 3 pies de alto, ha sido probado en la Universidad del Sur de California. Mantiene contacto visual con el niño, y mueve un brazo hacia arriba. El brazo del niño igualmente sube, y está vez sonríe a la máquina.

Científicos de la computación están desarrollando computadores altamente programados para que puedan interactuar y enseñarles a las personas habilidades simples, las que incluyen tareas de la casa, o como en el caso de este niño, jugar, imitación elemental y esperar su turno.

Los modelos más avanzados son completamente independientes, guiados por software de inteligencia artificial tales como seguimiento de movimiento y reconocimiento de voz, lo que puede hacerlos interesantes para rivales humanos en algunas tareas de enseñanza.

Los investigadores dicen que el paso de la innovación es tal que estas máquinas empezarán muy pronto a aprender ellas mismas al tiempo que enseñan, convirtiéndose así en un instructor infinitamente paciente y muy capacitado, ideal para la enseñanza de idiomas o terapias repetitivas usadas para casos tales como autismo.

La mayoría de científicos coinciden en que los robots no tienen la habilidad para reemplazar a los profesores humanos. La gran esperanza es que puedan ser un apoyo indispensable en el desarrollo del niño como complemento al salón de clases.

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